Diario de León

El museo del Prado pone en valor a Tintoretto, el pintor veneciano

Imagen de la obra «El Calvario», de Tintoretto

Imagen de la obra «El Calvario», de Tintoretto

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Mila Trenas - madrid
León

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La Última Cena y El Lavatorio , obras maestras pintadas por Tintoretto para la Iglesia de San Marcuola de Venecia, se reunirán en el Museo del Prado después de 400 años en la primera antológica que se dedica en España a este artista, y también la primera gran exposición mundial que se organiza desde la del Palazzo Pesaro de Venecia en 1937. Junto a estas pinturas, la primera procedente de Venecia y la segunda conservada en el Prado, la muestra que abrirá sus puertas el 30 de enero permitirá descubrir en profundidad al maestro veneciano, del que se han reunido alrededor de 70 obras procedentes de los principales museos e instituciones europeas y norteamericanas. La selección realizada por Miguel Falomir, jefe del departamento de Pintura Italiana del Museo del Prado, ha sido muy rigurosa y permite hacer una aproximación muy distinta al pintor. La larga y exhaustiva investigación, que ha llevado a cambiar fechas de ejecución y autorías, tendrá su reflejo en un catálogo en el que han colaborado importantes historiadores de arte. Bajo la presidencia del Rey Juan Carlos y del presidente de la República de Italia se inaugurará el primer gran acercamiento al público de la figura de Tintoretto realizado fuera de Venecia. Se trata de una oportunidad excepcional y probablemente irrepetible de contemplar algunas de las obras del maestro. A pesar de ser uno de los grandes nombres de la historia de la pintura, Jacopo Tintoretto ha merecido escasa atención por parte de museos e instituciones. La escasez de exposiciones que se le han dedicado se explica, según el comisario, por razones logísticas ya que «casi todas sus obras maestras son lienzos de gran formato y se encuentran en Venecia, en los edificios para los cuales fueron concebidas y no se pueden mover». Además, su enorme producción, a menudo confundida con la de discípulos e imitadores, ha retraído a los museos y, tras 1937, Tintoretto sólo ha sido objeto de muestras parciales. «Era un pintor muy irregular, que pintaba muy deprisa, por lo que hay problemas en las atribuciones. Tuvo muchos imitadores, lo que hace difícil en ocasiones determinar autorías». Con esta muestra, el Prado trata de paliar deficiencias después de una ardua labor de investigación.

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