Dieciocho narradores normalizan el móvil como elemento narrativo

Juan Manuel de Prada, Rosa Regàs, Fernando Marías, Vicente Molina Foix y Ana María Moix son algunos de los dieciocho escritores españoles que han participado en un volumen colectivo que normaliza el teléfono móvil como elemento narrativo. El volumen, titulado Dieciocho relatos móviles , ha sido auspiciado por la empresa de comunicaciones Vodafone España y coordinado por Imagine Ediciones. La empresa patrocinadora del libro ha querido con esta obra «acercar a sus clientes institucionales a la narrativa actual y reunir en un solo y exclusivo ejemplar a las principales firmas del panorama literario de nuestro país». Según han manifestado hoy en Barcelona los propios autores, el libro viene a «poner de manifiesto cómo el móvil es un canal de comunicación tan habitual en nuestra sociedad que forma parte ya de la literatura de nuestra época». Toda la memoria David Torres aún va más allá en su percepción: «Es verdad que los móviles forman parte de nuestras vidas de manera profunda, pero estoy convencido de que dentro de diez años, es decir, en un futuro muy próximo, toda nuestra memoria estará en los móviles». A lo que la finalista del último premio Planeta, Marta Rivera de la Cruz, apostilla: «en los móviles estará seguramente hasta nuestro ADN, pero también es verdad que pueden ser vistos como cajas misteriosas en las que guardar secretos». Las estrategias narrativas para afrontar el encargo de los relatos han sido de lo más diversas. Juan Manuel de Prada plantea en La última partida un uso instrumental: «dos ancianos juegan partidas de ajedrez a través de un móvil». Fernando Marías se acerca al móvil en su relato Miedo a la mujer intrépida como si se tratara de un object trouvé , pues el protagonista, un director de cine, se encuentra un día un móvil y recibe en él mensajes de una mujer que pide ayuda. A partir de este descubrimiento se establecen relaciones emocionales con la mujer. El planteamiento de Marta Rivera de la Cruz se acerca más al género del suspense, pues en el relato un nieto investiga las llamadas recibidas por un desconocido en el móvil de su abuela después de su fallecimiento, una indagación que le permitirá descubrir que su abuela tenía un novio, al que había conocido en una representación teatral después de que le ayudara a desconectar el móvil. Una fotógrafa, una escultora y una escritora se reúnen en una cena en el relato Dos toneladas de pasado , en el que David Torres utiliza el teléfono móvil como interferencia, pues «interrumpe constantemente la conversación de las tres mujeres». Todos los autores que han coincidido en la presentación señalan que «aunque el móvil ha abierto muchas posibilidades narrativas, también hace poco creíbles a los ojos de hoy novelas y películas del género negro en las que la simple utilización de un móvil habría desbaratado la trama». Los relatos de Martín Casariego, Luisa Castro, Espido Freire, Manuel Hidalgo, Gustavo Martín Garzo, Ramón Pernas, Soledad Puértolas, Eugenia Rico, Lorenzo Silva, Antonio Soler y Angela Vallvey completan la nómina de autores de este volumen insólito que ha tenido una edición de 75.000 ejemplares, pero que no se ha puesto a la venta ni se ha distribuido comercialmente.