El profesor Justiniano Rodríguez estaba «entusiasmado» con la efigie

El proyecto de Ángel Muñiz Alique había causado sensación en la gente que lo conocía, especialmente en el profesor Justiniano Rodríguez, uno de los más grandes expertos en el Reino de León, quien se declaraba «entusiasmado» con una idea que su fallecimiento le impidió ver consumada. El profesor e investigador pasó mucho tiempo en el estudio de Alique ofreciéndole información sobre detalles de ropajes y armas que le fueron de gran utilidad al artista. El leonés Ángel Muñiz Alique cumplirá en breve 81 años y es aún hoy un activo escultor que hace gala de una vida intensa y apasionada. Campeón de boxeo en su juventud y jefe de compras de Antibióticos, marchó a Argentina donde trabajó en los más diversos oficios con objeto de poder hacer lo que más le llenaba y le sigue llenando: esculturas. Llenó América del Sur con estatuas a la madre, a los próceres de cada país, encargos oficiales... en total, más de cincuenta piezas. Después, regresó a su ciudad natal con el propósito, como él mismo dice, «no de lucrarme, sino de cooperar». Un luchador incansable Suyas son, entre otros muchos trabajos, dos estatuas que han «bailado» de una ubicación a otra sin tener en cuenta los deseos de su artífice: el monumento a la Lucha Leonesa, pensado para situarse entre el palacio de Deportes y el Estadio, para verse de cerca, y que hoy está semioculto; y la estatua de Odón Alonso, que él quería junto al kiosco de música, «humilde, docente como él»; hoy junto al Auditorio. A sus inauguraciones no fue invitado. También es suyo el monumento al peregrino de Mansilla de las Mulas, «que todavía no está ni siquiera inaugurado».