Los arqueolólogos coinciden en la conveniencia de realizar catas desde Puerta Obispo
El subsuelo de la plaza de la Catedral esconde los secretos de la historia de León
La excavación desvelaría el misterio del palacio real que instaló en ese lugar Alfonso III La cripta
Los historiadores y arqueólogos de León están de acuerdo. Con la puesta en marcha de la actual ruta romana y la ejecución posteriormente de la medieval, sería imprescindible iniciar una serie de catas desde la cripta de Puerta Obispo hasta la plaza de Regla. La razón: es en esta zona donde confluye, donde se amontona toda la historia de León: desde el siglo I hasta la edad moderna. En esta zona se encuentran las termas romanas, el primer palacio real y la catedral románica. Además, y según apunta uno de los arqueólogos consultados, también podrían hallarse barracones, almaceces y el valetudinarium (hospital romano). Es decir, la excavación se convertiría en el centro neurálgico de la arqueología leonesa. En este sentido, la historiadora Margarita Torres destaca que esta excavación resolvería varios interrogantes: ¿Realmente hubo una estructura en el siglo IX que podría haber sido palacio real? ¿Siguieron estando en uso en época visigoda? ¿Cómo era el espacio de la principal entrada a la ciudad? Documentos falsificados La cronista oficial de la ciudad destaca que en la actualidad sólo existen dos referencias acerca del primer palacio real de León. El primero de ellos es una crónica y el segundo un documento que se cree una falsificación. Alfonso III fue, entre el 866 y el 900 el monarca que hizo de visagra entre los reinos de Asturias y León y fue Ordoño II el que cede el palacio de sus antepasados a la Iglesia. Al respecto existe un documento en el que se dice que Ordoño II, tras una campaña victoriosa contra los musulmanes en Mérida, dona lo que de sus padres y abuelos se tenía y que fuera en el propio palacio real que se construyera en honor a la madre del Señor. La historiografía considera que parte de la información es falsa. Otra de la documentación que se utiliza para referirse a este momento de la historia parte del cronista San Piro que destaca que nada se sabe acerca del emplazamiento de los palacios reales anteriores a Palat del Rey, en la época del reinado de Ramiro II (931 a 951). Margarita Torres considera que probablemente las termas romanas, con estructura basilical, pasaron a la monarquía, usándose como estancias reales sin que el rey tuviera necesariamente que vivir allí. Esta no sería, por otro lado, la primera vez que se llevara a cabo una inciativa de estas características. Así, cabe destacar que hace años se llevó a cabo un proyecto de similares características junto a la Basílica del Pilar en Zaragoza, en Notre Dame de París -donde aparecieron restos de la catedral merovingia, así como restos romanos- o en la catedral de York. Fuentes de la Universidad añaden además que la puesta en marcha de estas catas podrían sacar a la luz sorpresas tales como la calle que se detecta desde Puerta Obispo o la parte de la manzana ocupada por las termas. Además, destacan que se resolverían siglos de incógnitas acerca de uno de los periodos más oscuros de la historia de León: el que va del siglo V al XV. Cabe destacar que desde el año 2004, un equipo de investigadores coordinados por el profesor Ángel Morillo realiza en Puerta Obispo uno de los estudios de más alcance de cuantos se han desarrollado en León, puesto que abarca una secuencia cronoestatigráfica completa del siglo I al XV y desmonta algunas de las tesis que hasta ahora se creían inamovibles. Entre los estudiosos implicados en la búsqueda del pasado romano y medieval de León se cuentan el arqueólogo municipal, Victorino García Marcos. Entre las conclusiones más sobresalientes de cuantas han salido a la luz destaca la que demuestra que León no fue abandonada, sino que debe ser considerada como ciudad tardoantigua. Esto es, la caída del Imperio Romano no comportó la despoblación de la ciudad que, sin embargo, siempre tuvo habitantes, si bien es cierto que las estructuras de poder pudieron haberse difuminado.