Diario de León

El poeta leonés considera que la poesía es «más plana» que hace 40 años, cuando él empezó

Colinas: «Podría dejar de escribir, la escritura es una larga marcha hacia el silencio»

Hoy ve la luz el primer inventario de Antonio Colinas, una obra con 2.000 referencias

El poeta leonés Antonio Colinas, ayer en un café de Salamanca

El poeta leonés Antonio Colinas, ayer en un café de Salamanca

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efe | salamanca

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?l poeta leonés Antonio Colinas, Premio Nacional de la Crítica (1975), que escribió hace cuarenta años su primer libro, Poemas de la tierra y de la sangre , y hoy dispondrá del primer inventario de su obra con más de 2.000 referencias, manifiesta que concibe la escritura como «una marcha hacia el silencio». Después de cuarenta años escribiendo, Colinas asegura que se encuentra en un «momento de plenitud» y que «no me importaría dejar de escribir», porque siempre ha considerado que «la escritura es una marcha hacia el silencio». El Antonio Colinas de 2007 es «muy diferente al que empezó a escribir» porque entonces lo hacía «de una manera impulsiva, un poco ciega» pero hay un «segundo momento, cuando vuelvo de Italia la vocación se torna profesión, y ves que la escritura es vida, que no puedes separar el escribir de tu experiencia vital». Asegura que normalmente «no vuelves a leer lo escrito pero con la poesía sí, porque están las antologías, las ediciones críticas, y en esos momentos hay que volver a leer lo escrito», provocándole «un poco de asombro pero, a la vez, uno ve reconfirmado lo que ha querido hacer». Colinas considera que desde que empezó a escribir «hay una apuesta por la emoción, por la intensidad poética, y eso se mantiene, con variantes, hasta los últimos libros en los que quizás hay menos cultura y más humanidad». Reconoce no tener «nostalgia de los momentos pasados» porque se encuentra en un momento de «plenitud creativa y vital y ojalá se detuviera el tiempo en estos momentos. Veo la juventud como algo muy convulso, una etapa de crecimiento, de lucha, de inseguridad». En cuatro décadas escribiendo ha habido «momentos de gran intensidad, como la etapa que viví en Italia, donde escribí Sepulcro en Tarquinia, el libro más conocido y que también tiene en Larga carta a Francesca, su novela para, a partir de Astrolabio ( 1979), empezar a caminar hacia la serenidad». Colinas, con numerosas facetas en su trayectoria, explica que no ha tocado el género del teatro ya que le parece «muy difícil, aunque en la adolescencia escribí un monólogo, una obrita de teatro que tengo en los cajones». Afirma que ha publicado todo lo que ha escrito pero reconoce que «siempre hay esa lucha, en la que piensas que debes romper los cuadernos de adolescente. Tengo dos o tres cuadernos de la adolescencia y son carne de tu carne» y que se resiste a destruir. Una poesía más fotográfica Colinas califica a esos primeros pasos poéticos como «balbuceos pero entrañables porque cuando nace la poesía es en la adolescencia. Escribí el primer poema a los 16 años pero no es obra cuajada». Antonio Colinas comenzó a escribir en un momento que definió como «muy crucial» para la poesía española, ya que estaban acabando la poesía social y testimonial para dar paso a «una poesía más libre, más imaginativa, más rica en lectura y que desemboca en la poesía novísima pero a la vez voy buscando mis propios caminos». Asegura que hoy, en general, la poesía «ha bajado la intensidad de todo, su fulgor, se hace una poesía más plana, más fotográfica» aunque afirma que «luego llegarán las individualidades y siempre hay que esperar el paso del tiempo para ver lo que cuaja». Considera que hoy se tiene un concepto de lo poético «extremadamente intelectual» porque «la poesía ha dejado de ser algo profundamente unido a la experiencia interior, a vivir» y aboga por darle a la poesía «un sentido social y testimonial». En la mesa de trabajo de Colinas hay «sobre todo un estado de ánimo, que normalmente es de plenitud, de equilibrio, de lucidez porque, aunque lo he hecho, no suelo escribir desde un estado de desesperación».

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