Tres candidatos leoneses optan a ser Patrimonio de la Humanidad

León mantiene tres candidatos entre los 27 aspirantes españoles a ingresar en la lista de la Unesco. Los Ancares-Brañas, La Vía de la Plata y las Cañadas de la Mesta -que incluye la Cañada Real de la Plata, la Cañada Real Leonesa Occidental y la Cañada Real Leonesa Oriental- están en la llamada «lista indicativa». De ella, el Consejo del Patrimonio Histórico, dependiente del Ministerio de Cultura, propondrá uno o varios bienes para ser declarados Patrimonio de la Humanidad en el 2008. La decisión saldrá de una reunión prevista para el próximo mes de septiembre. En la lista de aspirantes no figuran las vidrieras de la Catedral de León o los dos edificios que Gaudí construyó en la provincia: la casa Botines y el palacio episcopal de Astorga. Todos los edificios que el arquitecto catalán construyó en su tierra han sido declarados Patrimonio de la Humanidad. La casa Güell y la casa Milá lo fueron en 1984; y el resto, se incorporaron en el 2005, León sólo cuenta con dos bienes Patrimonio de la Humanidad: el Camino de Santiago (declarado en 1993) y Las Médulas (en 1997). En la lista indicativa figuran 27 bienes, pero hay que descontar tres que ya han sido elegidos representantes españoles en anteriores ocasiones. Son el macizo de la Albera (en el Pirineo catalán), el Parque Nacional del Teide y el arte rupestre paleolítico de la Cornisa Cantábrica. Románico sin San Isidoro Entre los aspirantes figura el Espacio Cultural Románico del Norte de Castilla y León y Sur de Cantabria, que deja fuera a San Isidoro, una de las joyas del románico español, especialmente único por La revitalización de la Vía de la Plata, en el tramo que recorre la comunidad autónoma de Extremadura, ya obtuvo el año pasado el premio especial en la categoría de conservación de paisajes culturales que concede la Unión Europea/Europa Nostra de patrimonio cultural. Los tres candidatos leoneses tienen sobradas razones, de tipo histórico, artístico, cultural y etnográfico, para ser Patrimonio de la Humanidad. En teoría, no es un simple título que atrae cada año a miles o decenas de miles de turistas, sino que además abre el camino a sustanciales ayudas económicas para garantizar su conservación. Especialmente en el caso de Los Ancares su inclusión en la lista de la Unesco supondría revitalizar una zona tradicionalmente castigada por la despoblación y a la que las administraciones han prestado poca o ninguna atención. La desaparición de las pallozas y de una arquitectura tradicional única son el mejor ejemplo del abandono que ha padecido secularmente esta comarca, curiosamente muy potenciada en la vertiente gallega.