| Reportaje | Las «catacumbas» leonesas |
Triunfa el turismo subterráneo Los misterios que encierra la cripta de la Catedral El gigantesco anfiteatro que ocultaba la calle Cascalerías
Más de mil personas han visitado en los siete días que llevan abiertas las criptas de Puerta Obispo y Cascalerías, una de las pocas alternativas a las procesiones de Semana Santa
Las dos criptas que encierran parte de los tesoros que los romanos legaron a León han vuelto a abrirse con motivo de la Semana Santa y ante la proximidad de las elecciones municipales. En apenas siete días, más de mil personas han descendido a estas «catacumbas» para ver los vestigios del gigantesco anfiteatro que hace 2.000 años ocupaba una extensión mayor que la actual plaza Mayor y que se conservan en un sótano de la calle Cascalerías. A pocos metros, en un solar ahora en obras, han aparecido más restos de este coliseo, que también se preservarán en otra cripta. Pero la que más turistas atrae es, sin duda, la de Puerta Obispo, a los pies de la Catedral, donde hay restos de las termas y de la Porta Principalis Sinistra (Puerta Obispo en la Edad Media). Todos los días se han cubierto las quince plazas de la visita guiada por la Ruta Romana, de hora y media de duración, que además de las criptas muestra al público la muralla y restos de las conducciones de agua (el aljibe de San Pedro y parte del acueducto conservado en el jardín del Cid). La cripta de Puerta Obispo que se abrió por primera vez al público el año pasado, tras un largo litigio de diez años con el constructor aún no resuelto, atrajo en aquella ocasión a más de 40.000 personas durante los meses que fue visitable. Ahora, en las dos criptas se proyecta el audiovisual realizado por el Ildefe para el Ayuntamiento, que recrea cómo era el campamento romano de la Legio VI Victrix y de la VII Gémina. Siga las sandalias La Ruta Romana se inauguró el 27 de marzo «en precario», ya que no incluye «tesoros» como los Principia -el cuartel general de la Legio VI y de la Legio VII, cuyos restos se encontraron en un solar de la calle San Pelayo, que ha llevado al Ayuntamiento a pleitear con los propietarios-, así como el aula arqueológica que se creará en la casona de Puerta Castillo o casa de Víctor de los Ríos, en cuya trasera hay un yacimiento con los barracones ( contubernia ) de la Legio VI. Así que, en realidad, a excepción de las dos criptas, el resto de la Ruta Romana ha estado siempre «a la vista», aunque el Ayuntamiento ha señalizado ahora este itinerario con nueve toscos monolitos en los que ha «pegado» un ladrillo auténtico con el sello original de la Legio VII y setenta huellas de sandalias romanas ( caligas ). Estuvo tantos años cerrada que en torno a la cripta de la Catedral se crearon muchas leyendas. El Ayuntamiento la ha reabierto hace una semana, pese a las advertencias del PSOE de que no cumple las medidas de seguridad ni tiene los permisos oportunos. En su interior conserva restos de las gigantescas termas romanas que superaban en tamaño a la Catedral, bajo cuyos cimientos hay más restos de estos baños públicos. Además, la cripta de Puerta Obispo conserva restos de la Porta Principalis Sinistra, que permitía acceder al campamento romano desde el Este. La puerta se transforma en la Edad Media, convirtiéndose en Puerta Obispo. Sobre estas líneas hay una recreación realizada por el profesor de la Universidad de León Ángel Morillo que permite contemplar cómo era la puerta romana. Durante años los arqueólogos dudaron que la «extraña» construcción aparecida en un solar de Cascalerías fuera un anfiteatro, dado el origen militar de la ciudad de León. Se trata de un anfiteatro de gigantescas proporciones, mayor que la actual plaza mayor. Su superficie alcanzaba los tres mil metros cuadrados y tenía quince pisos de graderío. Por ello, esta infraestructura de la Legio VII fue una de las mayores de las construidas en Hispania, lo que viene a certificar la importancia del campamento. Parece demostrado que en él se realizaban luchas de gladiadores, espectáculos con animales y desfiles militares. El anfiteatro estaría situado a escasos pasos del campamento, pero en la zona de la cannaba , donde se asentaría también la población civil. Se comenzó a levantar en el siglo I, prolongándose las obras un siglo más.