OPINIÓN
Pasión por sufrir
PARECE que en la Semana Santa leonesa es obligado sufrir a los papones, así como el azote de una sequía cultural inapelable. Hubo un tiempo en que o se iba a misa o a ver procesiones. Hasta la tele, en blanco y negro, destilaba incienso. Y, por supuesto, cerraban todos los cines y bares. Vamos, que o te morías de asco o de aburrimiento. Tres décadas después, en la Semana Santa de León sigue sin haber conciertos ni teatro; y cine, de casualidad. El personal del Auditorio se coge puente y los leoneses y turistas, a dos velas. Una espléndida política cultural. Luego se quejan de que un martes hay cuatro monos viendo a la Esplendid Filarmonic. Viva el cerebro que hace la programación... debe estar panza arriba en la playa en estos momentos...