| Entrevista | César Antonio Molina |
«En el 2050 el español puedesuperar al inglés en el mundo»
El director del Instituto Cervantes considera que «hablar español es un buen negocio» y que «el corazón del español es joven y late fuerte a pesar de sus mil años de existencia»
Balance más que positivo el que César Antonio Molina hace tras el IV Congreso Internacional de la Lengua en Cartagena de Indias. El español vive un momento dulce, según el director del Instituto Cervantes. -Si el gran problema del Instituto Cervantes es la enorme demanda de personas que quieren estudiar español ¿no estará muy preocupado? -No. Es una realidad. No es que vayamos a morir de éxito, pero esa enorme demanda es hoy nuestro mayor problema. Nos coloca en la situación del fabricante de coches que no puede atender todos los pedidos, aunque lo nuestro no sea el lucro. Cada vez que el Rey y el presidente del Gobierno visitan un lugar, una de las primeras reclamaciones es la presencia de una sede del Cervantes. Con sólo 16 años, el Cervantes es un marca de prestigio en el mundo. Crece y crece y en estos años ha tomado un impulso gigantesco. Estamos en todos lo continentes, con casi 70 centros en más de 50 países. -El Congreso de Cartagena ha auscultado al corazón del idioma español ¿Cómo es su latido? -Joven y vigoroso, a pesar de los mil años que ha cumplido. Mantiene su fuerza y la mejor disposición. Ahora hemos de preparar a este joven milenario para el maratón que va a correr a lo largo del siglo XXI. En 2050 estaremos a la par con el inglés y quizá lo superemos. Lo dicen los investigadores y los lingüistas. El entusiasmo no debe engañarnos. Hay mucho trabajo por delante. Hemos vencido ese complejo de estar fuera del mundo. Estamos en primera línea y es bueno que lo sepamos y tengamos orgullo. Que los hispanos de Estados Unidos sepan, por ejemplo, que a pesar de ser inmigrantes económicos, forman parte de una de las culturas más pujantes de la historia. Deben mantener su lengua con orgullo y dignidad. -Esa maratón se correrá en el campo digital. ¿Estamos preparados? -Desde luego. Quizá mejor que nuestros competidores. Llevamos tiempo apostando por los medios digitales. Este congreso nos ha enseñado cuáles son las medicinas y los antídotos para que cuando la lengua muestre síntomas de gripe logremos curarla en el menor tiempo posible. -¿No tiene el español talones de Aquiles? -Los tiene. La ciencia, la presencia en Internet y la diplomacia, que sigue remisa a la incorporación del español. En la ciencia e Internet Estados Unidos, Inglaterra o Australia marcan la pauta y se imponen con su poderío económico. En muchos países hispanos la pobreza impide la alfabetización total y, por supuesto, la digital. Hemos de luchar por el derecho básico a la alfabetización y enseñanza gratuita. La pobreza es enemiga de la humanidad. -¿Es cierto que se espía la labor del Cervantes desde Londres o París? -Más o menos. Invitamos al British Council y la Alliance Française al congreso de Cartagena y han «espiado» qué estamos haciendo. Les tenemos un enorme respeto y queremos colaborar con las grandes lenguas de cultura. Ellos son más ancianos y nosotros más jóvenes, pero les sobrepasamos en muchas cosas. No hay guerra de lenguas. Ninguna lengua es enemiga de nadie. El mundo de siglo XXI es plurilingüe y será necesario para salir adelante hablar dos, tres, cuatro o cinco lenguas. El ser humano tiene capacidad para hacerlo si se aplica y estudia con alegría y sin dolor. En ese concierto, el español será una lengua de influencia, importantísima en el mundo. -¿Hablar español es cada vez más rentable? -Hablar español es un buen negocio. Lo saben bien los estadounidenses. En lugares como Texas, Florida, Nuevo México, Arizona o California, en ciudades como Nueva York, Los Ángeles o San Francisco, quienes hablan español además de inglés ganan 8.000 dólares más. En Estados Unidos si el español no entra por la cultura, que entrará, acabará entrando por la economía. -¿Superará al inglés? -Los expertos dicen que puede ser así en el año 2050. El español podría ser entonces la primera lengua hablada.