«En la 'tele' es muy difícil inventar, todo son copias»

Que los concursos nunca pasan de moda en televisión ha vuelto a quedar patente con La ruleta de la fortuna , un clásico del género que ha coronado a su conductor, Jorge Fernández, como el rey de las mañanas. Este ex profesor de Educación Física, que en 1999 fue elegido el hombre más guapo de España, es visto a diario en Antena 3 por 1,4 millones de espectadores (27% de cuota de pantalla), todo un lujo. El comunicador vasco, uno de los pocos que ha logrado descolgarse de la etiqueta de guapo oficial , celebrará este miércoles su primer año al frente del concurso con «muchas sorpresas» y unos participantes «especiales». -«La ruleta de la fortuna» se impone a sus rivales, Ana Rosa Quintana, Inés Ballester y Concha García Campoy. Con razón le han proclamado el rey. -¿El rey? No, no me lo creo. Yo estoy mucho menos tiempo en antena que ellas. La ruleta... es una alternativa a sus magazines, no soy competencia para ellas porque las tres llevan años en este oficio, trabajan en directo con la actualidad, el corazón... Lo suyo es complicado. No estoy a su misma altura. -Con el corazón en la mano, ¿se cambiaría por alguna? -En estos momentos no porque estoy disfrutando mucho con lo que hago. Me lo paso muy bien con La ruleta... , trabajo con el que se ha demostrado que la gente quiere otras cosas a esa hora. Al principio me dio miedo porque los magazines de TVE-1 y Telecinco estaban muy afianzados y el espectador es muy de cosas fijas. Y este es un concursito que lo ven los niños y con el que se puede jugar en familia. -Pues los datos no engañan. Muchas emisiones rozan el 30% de cuota de pantalla. -Estamos muy contentos. Yo hago La ruleta... que me gustaría ver. También ha ayudado mucho la hora, que es muy acertada. -Y usted también habrá tenido algo que ver. -El éxito está en los paneles. A mi no me rodea ninguna polémica, noto que caigo bien y es un programa blanco, limpio y familiar. Pero tengo muy claro que uno no puede gustar a todo el mundo. Hago mi trabajo de manera natural, muy normal, si hay un error, pues no pasa nada, y si ocurre algo gracioso, intentamos acentuarlo para pasarlo lo mejor posible. -En las más de 275 ediciones que lleva del programa ha animado a 750 concursantes y ha repartido más de un millón de euros. Una vez cogido el ritmo, ¿teme llegar a aburrirse? -No. De La ruleta... aprendes todos los días porque cambian los paneles, los concursantes, el público... Este es un programa chollo porque, además, el ambiente es muy bueno, pero nunca e puedes estancar ni relajar. Lo mejor de ir cogiendo experiencia es que te tiras más a la piscina, te permites más diversión. -¿Cómo se ve como presentador? -Soy muy crítico conmigo mismo. Al ser tan competitivo, me saco miles de defectos. Como soy autodidacta, intento no salir forzado ni utilizar un vocabulario que no es el mío. Me he fijado en mucha gente con la que he trabajado, en María Teresa Campos (le dio su primera oportunidad), Mercedes Milá, Paula Vázquez, Paz Padilla... Ahora que ya llevo seis años me atrevo con todo. -María Teresa Campos se fijó en usted y le facilitó su debut ante la cámara. -Lo último que quería ser era presentador. Después de ser proclamado Mister España hice un bolo y lo pase tan mal... no me gusté nada, y me dije que nunca más. Y mira, he hecho de esto mi profesión y tengo una vida cómoda. Cuando me ofrecieron el espacio se me partió el corazón porque está en el horario en el que salía María Teresa, persona a la que admiro personal y profesionalmente. -En el plató se le ve entusiasmado, con mucha ilusión. -En la tele es muy difícil inventar, todos son copias y sucedáneos de otros programas. La ruleta... es un concurso sin accesorios que ha sabido adaptarse. -Ha actuado en algunos capítulos de las series «Los Serrano» y «7 Vidas»... -Sí, pero ahora mi prioridad es llegar a ser buen presentador. Me han ofrecido tres obras de teatro y he dicho que no porque eso es actuar con mayúsculas. -Ahora que conoce la televisión por dentro ¿qué le parece? -Es un medio que respeto y admiro. Sí puedo decir que, excepto nuestra ruleta , las alternativas no son muy recomendables.