Manolo Quijano presenta «Vidas y venidas», su primer cedé en solitario

Cuando Manolo, la voz de Café Quijano, vuelva a subirse a un escenario y mire hacia atrás ya no estará secundado por sus hermanos Raúl y Óscar. Transcurridos diez años desde su primer disco, le ha llegado la hora de dejar temporalmente la banda, abandonar su discográfica de siempre, fundar un nuevo sello y, ya puestos, producir, grabar y sacar su primer álbum en solitario, Vidas y venidas , en el que repasa su frenética carrera desde La Lola . Las noches leonesas en el café de su padre siguen dando frutos a Manolo Quijano. El cantante y compositor inició ayer una nueva aventura en solitario después de publicar cuatro discos junto a sus hermanos. Fiel a su estilo, el sonido de Vidas y venidas es similar al de Café Quijano, aunque Manolo reconoce atreverse «con ritmos algo más pop». Amor y sonidos latinos Con este disco, tres años después de ¡Qué grande es esto del amor! , «hablo de todo el ajetreo que me he traído en los últimos años, de estar de un lado a otro y dar demasiadas vueltas», admite Manolo Quijano, quien asegura que las canciones hablan de sus vivencias y de las personas que en todo este tiempo se han cruzado en su vida. «Son once perdones por amar con fallo o por presumir de vividor, que, en el fondo, no lo soy, al menos en el sentido canalla de la palabra», admite el artista, con domicilio en Miami desde hace algún tiempo como otros tantos músicos. Perdones que salen a relucir en el primer single, La Magdalena, que ya suena en las radios desde marzo. «Todos, alguna vez hemos llorado como magdalenas por un amor perdido», cuenta el mayor de los Quijano, que dice actuar como un fotógrafo para crear sus propias letras. «En todas las composiciones trato de ser como un fotógrafo que ilustra su trabajo en el papel», admite Manolo Quijano. «Es por ello por lo que no soy el protagonista de mis letras», reconoce. El resto de los temas de Vidas y venidas son baladas de sillón, poesía, dramas y, sueños incumplidos -el del ser futbolista- y letras fronterizas curtidas en sus viajes mexicanos. Canciones, eso sí, donde la temática del amor gira de forma constante y ya entendido como inconfundible sonido quijano las acompaña como telón de fondo; sin atreverse, dicho sea de paso, con aventuras estilísticas en las que pudiera asumir mayores riesgos.