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Carmen Calvo destacó al poeta como «una de las cimas de rigor en nuestro idioma»

Antonio Gamoneda reivindica la soledad del poeta provinciano

El poeta leonés centrará el discurso del Premio Cervantes en la pobreza del autor de «El Quijote» El poeta acu

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Pacho Rodríguez - madrid
León

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En lo más alto de la cultura, quinta planta del Ministerio que dirige Carmen Calvo, Antonio Gamoneda demostró ayer que la poesía se hace desde abajo. En su caso, desde la soledad elegida, a orillas de la Catedral de León. En un aislamiento necesario para que los versos pasen la prueba de la verdad. Casi, sin quererlo, dejó claro que la literatura de farándula es otra cosa. Carmen Calvo, a su diestra, ministra fan confesa, admiró la mejor, tal vez, rueda de prensa de los últimos tiempos. Se engrasaba, así, la maquinaria del premio Cervantes, que se entrega el próximo lunes en Alcalá de Henares. Y será un día, en el que, en su modestia lírica, él mismo se volverá decir. «Mi poesía, ese día, no será mejor que el día anterior». Palabra de Gamoneda. Carmen Calvo presentó al poeta como alguien, lo que agradeció para entender su propia experiencia, que «ha transformado el sufrimiento en belleza», afirmó la ministra. Calvo remarcó que Gamoneda «es una de las cimas de más rigor en nuestro idioma». Y, finalmente, confesó que, «con su poemas, algunos hemos podido caminar mejor». Lo de Antonio Gamoneda, en resumen, por lo que dijo, quién sabe si el primer asturleonés, fue una apoteosis de la palabra y una lección magistral, gratis, para periodistas y para el resto de oyentes. «Soy un sordo que en la sordera tendría premios», advirtió a la concurrencia para que las preguntas tuvieran suficiente volumen. Dijo el maestro Gamoneda: «Quiero decir, y no digo, que no merezca este premio, porque me lo habrán dado por alguna razón». Y prologó: «Ser poeta provinciano me tiene descolocado de los acontecimientos de la vida literaria. No le dan a uno el Cervantes todas las semanas», como si quisiera que el premio no consistiera en un terremoto cultural con su apellido como nombre propio. Antes de entrar en el turno de preguntas, el ya premio Cervantes puso como clave una máxima: «Yo me dije a mi mismo, cuando me llamó la ministra para comunicármelo: Mi poesía no es mejor que el día anterior. Y lo digo para que no se suban los orgullos improcedentes». Antonio Gamoneda adelantó que su discurso del próximo lunes dedicará un amplio espacio para abordar los avatares de la vida difícil de Cervantes desde el punto de vista de su obra. Algo que, según señaló, acerca de la labor de elaborar discursos, es su tarea habitual desde que se hizo público la concesión del premio. El poeta premiado recordó a su madre, a lo largo de su intervención, como alguien con la que compartió confidencias y vida y que «me hizo reconstruir mi pasado familiar y me enseñó a amar Asturias, por mucho que quiera a León y sea el lugar en donde he vivido», relató.

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