Tras la estela del yate Azor

El Azor, el mítico yate de recreo de Franco, se encuentra hoy varado en medio de los áridos campos de Cogollos (Burgos), como reclamo de un motel del mismo nombre. El artista Fernando Sánchez Castillo, que expone actualmente su obra el el Musac, impartirá un taller -del 27 al 29 de este mes-, en el que se reflexionará sobre la simbología del poder a través del Azor, cuyo mástil se muestra en su monográfica Abajo la inteligencia . Los participantes en el taller viajarán en busca del Azor con el objetivo de aportar soluciones y propuestas para un nuevo uso del barco y su enclave. La decadencia de este yate, en su día lujoso escenario de trascendentales conservaciones políticas de la clase dirigiente, permite a Sánchez Castillo bucear en la historia para reescribir los capítulos más oscuros o premeditadamente ocultados de la historia reciente española. Sánchez Castillo ya mostró en el Moma de Nueva York la obra El pacto de Madrid, una instalación en la que están enterradas la cabeza de Franco y la de un caballo en un gran foso. En la exposición Abajo la inteligencia, que puede verse hasta el 6 de mayo en el Musac, el artista madrileño descubre cuáles son los pilares de su trabajo: la importancia de los monumentos, la estatuaria que remite a la figura del héroe derrocado o elementos de la memoria colectiva, como el coche en el que viajaba Carrero Blanco cuando una bomba le hizo «volar» varios metros. La figura del dictador Franco ha permitido a Sánchez Castillo experimentar con cosas de las que no se ha hablado en España. El artista considera que ahora en España se empieza a reflexionar sobre la dictadura franquista y la Guerra civil, ya que a las generaciones anteriores les fue imposible, porque la represión fue tan dura que incluso eliminó las capacidades de reflexionar tranquilamente sobre ello.