Gamoneda: «La vida es un extraño accidente al que hemos de amar»

Emoción, intensidad y una audiencia entregada, absorta, que asistió en silencio y con fervor como se asiste a una ceremonia sagrada. Fue el acto de presentación no sólo del libro Antonio Gamoneda. Antología y voz , de la editorial leonesa El Búho Viajero, sino de toda una serie de volúmenes en el que a la cuidada selección de los textos se une un cedé con la voz de los propios autores leyendo sus narraciones o poemas (el próximo estará dedicado a Julio Llamazares). En la mesa estaban Eloísa Otero, poeta y comisaria de la exposición sobre el flamante premio Cervantes montada en Alcalá de Henares (y que posiblemente vendrá a León con Caja España en el verano); el catedrático de Literatura José Enrique Martínez, encargado de la selección de poemas y presentación de la obra; Puri Lozano, de El Búho Viajero, y el protagonista, Antonio Gamoneda. Pero también intervinieron en el acto Ana Castillo, soprano; y Elisa Rapado, piano; quienes estrenaron obras de los compositores José Miguel Fayos y Pablo Geijo sobre poemas de Gamoneda escritos específicamente para la ocasión. Eloísa Otero calificó esta serie de libros de «hermoso sueño editorial» y destacó la «emotividad» que a los textos añade la voz de cada autor. «La voz de Gamoneda es tan honda como el contenido de su poesía», dijo. Por su parte, José Enrique Martínez, asimismo crítico literario y colaborador del suplemento literario del Diario, Filandón , trató de «mito» a Gamoneda y recordó que eso es algo también peligroso, pues «no se puede entender el mito sin acudir a su lectura». También llamó a la poesía «reducto de libertad», y, haciendo oídos a quienes aseguran que el verso gamonediano es oscuro, difícil, hermético. «Acaso no importe mucho, no tiene que entenderse, tiene que emocionar». «Hay que leerlo y releerlo, y entonces el sentido aparece», aconsejó. Saber más de sí mismo Antonio Gamoneda, con su voz profunda y calmosa, eligiendo cada palabra con cuidado y precisión, agradeció a la concurrencia «amistosa y numerosa» su asistencia y tuvo palabras muy elogiosas para José Enrique Martínez: «Si no existieran hombres como él, yo sabría mucho menos de mí mismo». A continuación ofreció «la única definición de poesía que se sostiene», la que dio San Juan de la Cruz, a su juicio, sin darse «cuenta de que estaba hablando de la expresión poética» antes que de la mística: «Un no saber sabiendo». También se mostró muy satisfecho de la interpretación musical a sus poemas; «la música es el estado original de pensamiento poético», recordó el premio Cervantes. Pero también hizo una reflexión Antonio Gamoneda acerca de la tan comentada y glosada presencia de la muerte en sus poemas. Aunque surgidos de la materia prima «del sufrimiento y la pobreza», la hermosa utilidad de la poesía es que tiene que conducir «a alguna forma de placer», dijo. Y que escribe de la muerte pero «desde el amor a la vida, que es un extraño accidente entre dos inexistencias». El amor es «la única manera posible y real de que la vida sea mejor, más justa», afirmó entre aplausos.