Diario de León

Papirólogo y profesor de la Universidad Pompeu i Fabra

«Es conmovedor descubrir una falta de ortografía en 'La Ilíada'»

El mayor experto en papirología de España desvelará hoy en una conferencia en el Museo Bíblico Oriental algunos secretos de esta ciencia de apenas cien años de antigüedad

El profesor leonés Alberto Nodar Domínguez

El profesor leonés Alberto Nodar Domínguez

León

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Es una auténtica autoridad en papirología. Doctor en Filología Clásica por la Universidad de Oxford y profesor de la Pompeu i Fabra, Alberto Nodar, natural de Valdeteja, hablará hoy sobre Cien años de papirología en el marco de las conferencias que organiza el Instituto Bíblico Oriental. -El título de la conferencia, «Cien años de papirología», resulta desconcertante, ¿es que sólo hace un siglo que se estudia? -En realidad unos pocos años más, pero pocos, unos quince: se toma 1892 como fecha fundacional de la ciencia papirológica, porque fue entonces cuando vio la luz el primer fascículo de la que sería después una de las publicaciones señeras de papirología, Berliner Griechischen Urkunden , que publicaba documentos papirológicos de las colecciones de Berlín, sentando así las bases de las modernas ediciones papirológicas. De todos modos, aunque establecer una fecha para el nacimiento de una disciplina sea algo convencional, hay que tener en cuenta que fue sólo a finales del siglo XIX y comienzos del XX cuando afluyó a Europa la gran cantidad de papiros que formaron las principales colecciones y, también, las principales escuelas papirológicas del continente. -¿Qué secretos ha encontrado en los papiros? -Podría citar numerosos casos particulares de variantes interesantes del texto de Homero, o manos de escribas que son responsables de otros fragmentos ahora en lugares tan alejados como Michigan y Barcelona, pero el secreto más sobrecogedor es el de la vida bajo las letras, bajo la escritura. Es conmovedor descubrir la falta de ortografía en un texto como La Ilíada , o en una tragedia de Eurípides, a los que estamos acostumbrados a enfrentarnos como realidades inamovibles y, sin embargo, dependen de esas manos anónimas que los han copiado para nosotros, con los mismos despistes, en los mismos días de euforia o de bajón en los que nosotros hoy, tan humanos, realizamos nuestro trabajo. -¿Qué hace un joven de Valdeteja en la Pompeu i Fabra? -La verdad es que no sería justo hablar de «avatares» o «casualidades», ni en el caso de Valdeteja, ni menos si cabe en el de la Pompeu Fabra. Aunque es cierto que yo no elegí Valdeteja como el lugar de mi infancia -de eso fue quizás responsable mi abuelo-, sí la he tomado de modo consciente como signo de identidad. Por otra parte, la Pompeu Fabra fue la universidad que apostó de manera más firme y comprometida por mi proyecto de investigación cuando decidí volver después de once años en el extranjero. Después de tanto tiempo, no hay más carta de presentación que el trabajo, ni mayor satisfacción que lo apoyen desde una institución académica saludable y vigorosa. -¿Sabe la labor que está haciendo el Instituto Bíblico y Oriental en León? -Sí, conozco a Jesús García Recio desde hace muchos años, antes de dejar León, de hecho, cuando nos presentó el profesor Gaspar Morocho Gayo, pero ha sido últimamente cuando hemos mantenido más contacto y me ha explicado con detenimiento cómo se fraguó el Instituto y la idea e intenciones que hay detrás de él. Veo la labor del Instituto Bíblico y Oriental como una doble de profundización en el fondo documental de que dispone, de investigación especializada en el material y mediante la utilización de los estupendos fondos bibliográficos con que cuenta, y, por otra parte, de expansión del conocimiento hacia la sociedad en general. Pienso que esta doble dimensión es la que debe presidir la gestión de todo patrimonio escrito. -¿Cree que León valora los tesoros del Museo Bíblico, que lo convierten prácticamente en el mejor del mundo? -Creo que sí, aunque puede que no suficientemente. Es también una cuestión de tiempo y de esfuerzo. De esfuerzo, por parte del mismo Instituto Bíblico, que ya mantiene una actividad intensa en los dos frentes de que antes he hablado; y por parte de las instituciones, también, que han de involucrarse en este proyecto cultural y de investigación de grandísimo calado. Y es cuestión de tiempo, porque esto ha de mantenerse de un modo constante, porque ha de penetrar en la conciencia de la ciudad y de los ciudadanos que somos depositarios de este tesoro. Y un tesoro no sólo se tiene, se cuida también. -En León hay decenas de alumnos en las clases de arameo, egipcio jeroglífico, hebreo, asirio.... Estas lenguas no están tan muertas... -¡Claro que lo sé! Tengo amigos y conocidos entre ellos, y también conozco a algún profesor... Puedes tener por seguro que si estuviera más cerca, estaría yo en esas clases el primero, pues también hay material hebreo y egipcio -demótico, hierático y algo, aunque poco, de jeroglífico- en las colecciones papirológicas con las que trabajo. La existencia de este alumnado es la que asegura el futuro del Instituto, y la consecución de la conciencia de la que hablaba antes. No hay que caer en el error o en la simpleza de valorar el patrimonio por su antigüedad sólo, o por su exotismo, ignorando las lenguas en que está escrito: son ellas, la experiencia de esas lenguas la que devuelve vida a ese patrimonio y la que inunda al investigador. No sabes lo extraño que me resulta llamar a estas lenguas muertas, después de todo lo que experimento en su contacto ... -¿Qué hace exactamente un papirólogo? -Un papirólogo edita los textos que encuentra escritos sobre papiro, u otros materiales afines, como piezas de cerámica rota usadas para escribir, tablillas de madera o incluso algún fragmento de piel o pergamino. Editar pasa por leer, y leer por conseguir las mejores condiciones de recuperabilidad del texto. El material, a diferencia, por ejemplo, de los códices medievales, es muy fragmentario, y la lectura ha de ir mano a mano con la interpretación. A veces, una idea genial, una coincidencia, o una concordancia puede permitir incluso reconstruir parte del texto perdido ... También pienso que es labor del papirólogo dar a conocer a los no especialistas el material con que trabaja: digitalizar las imágenes y los textos y ponerlos en la red, contar las palabras de las personas que las han escrito, y que no hablan ya... Lugar: salón San Isidoro. Plaza de Santo Martino, 5. Hora: 20.00.

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