Cuatro grandes del género se dieron cita en San Isidoro

Junto a Garzo, las jornadas de la Fundación SM trajeron a León a otros cuatro grandes autores de la literatura para jóvenes. El prolífico Jordi Sierra, autor de más de trescientas, aseguró con su sentido del humor habitual, que para él fue, en principio, un acto de «autodefensa». «La tartamudez ha sido clave en mi obra», reconoció al recordar su muy humilde infancia y cómo su padre le había dicho: «Estudia o acabarás siendo como yo». Un día descubrió que escribiendo «no tartamudeaba» y aquello se convirtió en «obsesión compulsiva», aunque no tenía libros y se veía obligado a comprar novelas «cutres y horteras». Por su parte, Alfredo Gómez Cerdá también se acordó de su infancia, vivida en un ambiente muy poco lector, y de cómo «convertía todo en literatura», hasta los carteles que leía por la calle. Para Gonzalo Moure, escribir es «búsqueda». «Escribimos para descubrirnos, y para acercarnos a la verdad». Y Ricardo Gómez, por último, aproximó que es «una forma de rescatar y prolongar la infancia», dejando clara la influencia en él de su abuelo, «un gran contador de historias».