Asegura que el ritmo de trabajo le impide leer como le gustaría
Gamoneda confiesa que tiembla ante la carga del Cervantes
El poeta leonés cree que la poesía es un acto de creación y revelación que tiene realidad en sí misma
El poeta asturiano Antonio Gamoneda dijo ayer que cuando echa una mirada a la lista de los ganadores del Premio Cervantes «se echa a temblar», y confiesa que los viajes que realiza desde que obtuvo este galardón van a un ritmo «muy por encima» de sus energías. «Lo más grave es que no logro liberarme de la sospecha que esta reunión de premios -en referencia al Reina Sofía y al Cervantes 2006- me excede y está por encima», afirmó durante la conferencia de prensa con motivo del congreso que esta semana tiene lugar en Murcia para analizar la obra de este poeta residente en León desde los 3 años, y que el próximo 30 de mayo cumplirá los 76. Indicó que «por una extraña casualidad» el día que recibía el premio Reina Sofía fue cuando se falló el Cervantes, el 30 de noviembre de 2006, y que desde entonces vive «una serie de fatiga». «Desde el 30 de noviembre no he leído ni 25 páginas», reconoce el escritor, que está leyendo El lugar sin culpa de José María Merino, y que desde hace medio año tiene en su mesilla de noche de León La muerte de Virgilio de Hermann Broch. Desprendimiento «Soy un provinciano que vivo en León ajeno a los mecanismos y circunstancias que funcionan en el ámbito de la escritura de creación, lo que me proporciona una especie de agradable olvido y desentendimiento de este tipo de circunstancias», afirmó. Indicó que los premios más importantes le han llegado «con algún retraso», si bien advirtió que no está «en la expectación de los premios. No he sentido impaciencia al respecto». Del panorama poético español, indicó que él mismo «es posible que sea parte de una tendencia que se aparta del realismo». A su juicio, la poesía no necesita ser realista, sino que es un acto de creación, de revelación y tiene realidad en sí misma. Puso como ejemplo el poema He aquí el mar alzado en un abrir y cerrar de ojos de pastor de Juan Larrea en el que «el mar no se pone en pie porque un pastor cierre los ojos, sino que crea una realidad intelectual en nuestra recepción de las palabras». Para Gamoneda, el pensamiento poético es de una naturaleza análoga al sueño. «No necesita ser realista porque es en sí mismo una realidad intelectual y emocional», apuntó. Está convencido de que «literatura y poesía no son las mismas cosas», lo que defiende manifestando que «mayoritariamente la literatura es una creación grandiosa de la cultura y del tiempo que reposa en la ficción, y la poesía se desprende de la realidad existencial y de la realidad interiorizada por el poeta. Expresa nuestra sufrimiento, gozo, miedo, deseo y el estado de nuestro ánimo ante las injusticias; no es ficción», aseveró.