Diario de León

Un torrente de belleza

El artista Francisco Noblejas expone sus acuarelas en la sala de arte Bernesga

Francisco Noblejas ante un lienzo en blanco

Francisco Noblejas ante un lienzo en blanco

Publicado por
Marcelino Cuevas - león
León

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La acuarela es como esos instrumentos musicales que solamente tienen unos pocos registros donde apoyarse para interpretar una melodía. La acuarela es una especialidad pictórica sin artificios, aparentemente sencilla, pero por eso tremendamente difícil. Pero cuando ejerciendo la pintura al agua se llega al virtuosismo, los resultados son espectaculares. Francisco Noblejas es uno de esos artistas que han dado el difícil paso que lleva de la maestría al virtuosismo. Sus acuarelas son un dechado de perfecciones, con un dibujó perfecto y una ejecución pletórica de matices. El acuarelista es un fotógrafo a la antigua que a su paso por pueblos y ciudades, en su caminar por los rincones más hermosos de la naturaleza, va recogiéndolo todo, va registrando cada detalle en sus papeles. Y los resultados van más allá de una mera placa fotográfica, porque el acuarelista hace una interpretación del paisaje en la que son protagonistas sus propias emociones, aquello que su sensibilidad capta y transmite a la pintura. Dice Noblejas que con la acuarela se pueden pintar figuras, bodegones, incluso hacer composiciones abstractas... «Pero la acuarela tiene un identificación muy especial con el paisaje. No hay duda que los amplios horizontes del mar no pueden ser nunca mejor tratados que con las pinturas al agua. Pero también los brumosos valles de la alta montaña, los recoletos rincones campestres... y las calles de las viejas ciudades. Todos estos motivos tienen en la acuarela su mejor definición». Noblejas tiene vinculaciones familiares con León, aunque reconoce que la capital del Viejo Reino tiene bellezas suficientemente importantes como para enamorar a cualquier pintor. «Yo, como puede verse en esta exposición de Bernesga, soy un gran admirador del León antiguo y siempre que vengo por aquí acabo haciendo una gran cantidad de cuadros, me encanta esta tierra, no sólo la capital». Pero al artista no le basta con pintar como los ángeles, también le gusta propagar su arte. Así, cada vez que expone en Bernesga, si la memoria no nos falla esta será la cuarta ocasión en que lo hace, imparte una clase magistral a la que pueden asistir todos aquellos que se interesen por esta técnica pictórica. Es un auténtico gozo comprobar paso a paso como del papel en blanco van surgiendo unas imágenes que, en apenas unos minutos, con un ritmo vertiginoso, se convierten en una importante obra de arte.

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