Diario de León

Artista

«Intentar ser dueño de algo distinto a uno mismo es ponerse en peligro»

Como la mayoría de las cosas que merecen la pena, la exposición necesita de un tiempo de reflexión, pero Pierre Huyghe ofrece en el Musac un montón de sorprendentes incertidumbres

Pierre Huyghe en una urbanización similar a la que utilizó para rodar «Streamside day»

Pierre Huyghe en una urbanización similar a la que utilizó para rodar «Streamside day»

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Cristina Fanjul - león
León

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El artista francés Pierre Huyghe realiza, por primera vez en España, una exhibición en la que muestra algunas de sus mejores obras. La exposición, titulada Una partitura del tiempo y que se inauguró en el Musac el pasado 19 de mayo, es un conjunto de eventos en los que el creador permite al público penetrar en la intimidad de su universo creador. A lo largo del paseo, que se abre con A smile without a cat (un guiño al gato de Carroll y, al tiempo, colofón de la historia de Ann Lee), nos enfrentamos a nuevos interrogantes que surgen como respuesta a cuestiones clásicas que Huyghe va planteando: los derechos de autor, la elasticidad de las narrativas temporales o la distancia entre realidad y absolutos. -¿Qué van a encontrar las personas que se acerquen a esta exposición? -Van a ver diferentes personajes, distintas narrativas e historias. Se encontrarán con una gran exhibición y uso esta palabra con un significado muy amplio. Con esta muestra yo me expongo a los demás en un papel cercano al de un exhibicionista. Podría decirse que ésta es una colección de exhibiciones. Desde luego, lo que no me gustaría es que la gente viera esta muestra como algo cerrado, estático. Sería positivo que lo convirtieran en un paseo, un paseo en el que puedes hacer lo que quieras: ir más rápido o más lento, hablar más alto o volver atrás sobre tus pasos y crear tu propio mundo con lo que ves. -¿Necesita entonces de alguna manera a la audiencia para que su obra esté acabada? -Por supuesto. Siempre espero que haya alguien ahí fuera prestando atención a lo que hago. Necesito dirigirme a alguien, necesito saber que tengo la posibilidad de entablar un diálogo con el público. Pero, dicho esto, no hago las cosas sólo por la gente, por la audiencia o para alguien en particular. La gente que hace cosas pensando en los demás va a la televisión o a Audimat (sistema de medición de audiencias en Francia). Ese no es mi caso. Lo que yo intento conseguir es crear un foro de discusión con quien observa mi trabajo. Así que, eso espero. -Decía Adorno que el arte siempre nos muestra un significado pero, al mismo tiempo, esconde otro. ¿Esconde algo su obra? -Mi trabajo trata de explicar algo que está encondido y algo que está expuesto a la luz. Podríamos hablar de que existe un territorio intermedio entre las dos. Creo que la realidad puede revelarse mostrándose y, también, escondiendo parte de su naturaleza. -Su exposición se abre con una especie de ataque a lo preestablecido ¿Considera que existen absolutos en el mundo del arte? -Para mí resulta muy difícil contestar esa pregunta. Soy una de esas personas con problemas con la palabra absoluto, porque conlleva un concepto que nunca podría utilizarse en una negociación y lo que yo trato de hacer precisamente es renegociar cosas. Así que creo que no, no creo que pueda hablarse de absolutos en el terreno artístico. -¿Cuáles serían las puertas que que no podemos atravesar si queremos visitar su exhibición? -Tal vez, las puertas que debemos evitar al entrar en esta exposición son las ideas predeterminadas. Creo que la gente tiene que venir con un ánimo que en Francia llamamos libre arbitre , y que supone lo contrario al fatalismo. Me gustaría que dejaran que su voluntad fuera libre, que no trajeran de fuera ninguna idea acerca de lo que el arte debe ser. -Tampoco deberíamos pensar que ya se ha descubierto todo, que no quedan tierras inexploradas... -Por supuesto que no, pero entendiendo esa palabra no en los términos típicos. Creo que debemos inyectar nuevas zonas en el mundo del arte, debemos crearlas y, en este sentido, hay muchísimos territorios que aún no se han descubierto. También podríamos decir que tenemos que experimentar lo que ya conocemos y buscar en él los mundos por explorar; tener nuevas experiencias a través de la mediación de un libro, un programa de televisión, un documental. Puede que nuestro mundo tenga que ser descubierto a través de una aventura de mediación de la realidad. -Usted compró los derechos de autor de un personaje de animación japonés con el fin de demostrar que se podían suprimir ¿Podemos pensar que somos dueños de algo? -Adquirí los derechos de un personaje de animación japonés (Ann Lee) para devolverle su copyright, sus derechos. En realidad, todos los objetos pertenecen a alguien. Este suéter es mío, este vaso es del restaurante y el museo es el dueño de esta mesa. Yo quise tener el derecho de liberar a ese personaje, quería que hubiera un objeto cuya propiedad le correspondiera tan sólo al objeto mismo. Creo que lo que hicimos con Ann Lee incluso creó jurisprudencia, con lo que de alguna manera las leyes que regulan el derecho a la propiedad intelectual tendrán que tener en cuenta su caso ¿Podemos pensar que somos los dueños de algo? No, por supuesto que no. Bien, puede que de nosotros mismos. Creo que es lo mínimo a lo que podemos aspirar y ni siquiera es tan fácil porque si tratas de luchar por tener la propiedad de alguna otra cosa fuera de ti mismo estás comenzando a ponerte en peligro. Lucha por la propiedad de ti mismo.

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