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Un culturista de 20 años apodado «El Chocolate» fue el gran amor mexicano del poeta Luis Cernuda

El poeta, retratado en su casa madrileña en el año 1936

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efe | méxico

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Un culturista mexicano de 20 años apodado El Chocolate fue el gran amor del poeta español Luis Cernuda en México y su inspiración para escribir la obra Poemas para un cuerpo (1957), según un reportaje quepublicó ayer el diario Reforma . Según el rotativo, Salvador Alighieri es el muchacho del que el escritor sevillano se enamoró en Ciudad de México en 1951, cuando tenía casi 49 años, en un viaje que hizo al país desde Estados Unidos antes de establecerse en la capital mexicana a vivir sus últimos años. Alighieri, casado dos veces y padre de seis hijos, tiene actualmente 76 años y trabaja como empleado en un taller de curtido de pieles en la ciudad de Guadalajara, en el occidente del país. Cernuda y El Chocolate , apodado así por su piel morena, se conocieron en el gimnasio Hércules de la calle Tacuba, en pleno centro de Ciudad de México, y trabaron amistad una ocasión en la que el joven defendió al poeta de las bromas que le hacían por ser español, explica en una entrevista Alighieri, de padre florentino y madre mexicana. El culturista, que asegura que sigue levantando pesas a pesar de su edad, dice que mantuvo una relación de «amor puro» con el poeta, un personaje que era «mucho muy tierno». «Yo no quise a Luis Cernuda, yo amé a Luis Cernuda, fue tan grande el aprecio que le tuve», afirma. El autor de La realidad y el deseo , recuerda Salvador, aceptó hacer de padrino en la confirmación de su primogénito para establecer entre ambos «el tan mexicano lazo del compadrazgo» y «así amarrar una amistad». Destaca también que Cernuda le regañaba «como si fuera un padre» cuando coqueteaba con otras mujeres, a pesar de estar casado, y le ayudaba económicamente cuando pasaba algún apuro. En 1955, Alighieri abandonó a sus dos hijos y a su esposa, de la que luego se divorció, y se fue a Nuevo Laredo, en el norte del país, con la intención de cruzar la frontera con Estados Unidos, lo que no logró. Se quedó a trabajar como recaudador del puente internacional de esa ciudad limítrofe hasta que en 1963 regresó a Ciudad de México para participar en una competición de culturismo, donde ganó el título de Míster México Junior. «No he vuelto a tener un amigo como él», expresó.