Diario de León

«La brevedad es una de las grandes virtudes de la escritura», asegura el escritor

Juan Pedro Aparicio: «Todo el siglo pasado cabe en unas pocas páginas»

El autor leonés regresa a la novela seis años después con la obra «Tristeza de lo finito»

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efe | valladolid

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El escritor leonés Juan Pedro Aparicio ha regresado a la novela después de seis años con Tristeza de lo finito (Menoscuarto Ediciones), un somero e intimista repaso al siglo que se fue a través de su generación protagonista, cuajado con la misma concisión que distingue toda su creación literaria. «La brevedad es una de las grandes virtudes de la escritura. Eso lo depuro al máximo para expresar en cada relato esa materia oscura, esa intensidad de lo que permanece oculto pero implícito y que el lector entiende», explicó Aparicio a la agencia Efe antes de tomar un vuelo a Londres, donde dirige el Instituto Cervantes desde hace dos años. La complicidad del lector, al desentrañar lo tácito o sobreentendido, ahorra al escritor la narración de lo evidente y le permite acometer sin más rodeos la esencia de la historia que pretende contar, «por eso no he notado mucha diferencia entre la novela y el relato breve, dos formatos que no son tan distintos». Entre su anterior novela, La gran bruma (2001), y la más reciente, Tristeza de lo finito (2007), media La vida en blanco (2005), un conjunto de relatos «de esos cortitos, cuánticos o microrrelatos a los que me he dedicado estos años», dijo, y que ha compaginado con la dirección del Instituto Cervantes en Londres. Su última entrega «es un modo novelesco de contar el siglo XX, esas peripecias de las gentes que me antecedieron, la generación de mis padres», a través del diálogo de un hijo con su madre muerta en el periodo de tiempo que transcurre entre el funeral y la incineración de su cuerpo. «En unas pocas páginas pasa todo el siglo», agregó Juan Pedro Aparicio, de 65 años, licenciado en Derecho, abogado, encasillado literariamente en el denominado Grupo de los Leoneses y que en 1989 obtuvo el Premio Nadal con Retratos de ámbigú . «La galaxia del buen novelista es convertir la imaginación en algo que parezca un suceso verdadero», comentó a propósito de su última obra, donde también se perciben ciertos rasgos autobiográficos «porque todas las novelas está hechas de la pasta de uno, de sus vivencias, de las sensaciones que más te impresionaron en la infancia, juventud y madurez». Con Tristeza de lo finito , la firma palentina Menoscuarto Ediciones inaugura una nueva colección de narrativa titulada Cuadrante Nueve , y que se añade a la fundacional de Reloj de Arena , dedicada al relato breve con autores como Josefina Aldecoa, Carmen Laforet, Miguel Delibes, José Jiménez Lozano y Ramón Gómez de la Serna, entre otros. Cuadrante Nueve conjugará libros de autores consagrados y noveles a través de inéditos, traducciones e incluso de reediciones de libros fuera de catálogos o destacados como Las confesiones de Lucio , del portugués Mario de Sá-Carneiro (1890-1916), que verá próximamente la luz, informaron fuentes de la casa editorial. Por otro laso, el autor ha percibido durante los últimos años en Gran Bretaña un «creciente interés» hacia España y todo lo español «de lo más favorable» y que «cada año se nota un poco más». «Esperemos que ese vigor y virtudes de nuestra cultura no les decepcione porque es un país muy difícil, con una personalidad muy fuerte, de gran complejidad y autonomía muy notables en todo el mundo. Muy singular», dijo. De «llamativo, positivo e increíble» calificó esa atención hacia la cultura española, donde «se ha traspasado la barrera del idioma» hasta el punto de que algunas palabras «se han filtrado» en la lengua inglesa como «chorizo», embutido que los restaurantes británicos «han convertido en un plato de cierto caché».

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