OPINIÓN
La riqueza de las piedras
ES CIERTO que ésta es una de las comunidades que más patrimonio monumental atesora. Y, desde luego, como dijo Truman Capote, a quien Dios le da un don también le está dando un látigo. Y en este caso, el látigo llega en forma de decrepitud. Porque los monumentos son elementos vivos, como todo y como todo, también envejecen, tienen achaques y pueden desaparecer si no se les atiende como se merecen. Por supuesto que hay prioridades, pero creo que esta es una de ellas, aunque San Pedro de Montes no haya salido en la prensa tanto como, por ejemplo, la Catedral. Pero para acometer una campaña realmente efectiva no se puede confiar tan sólo en campañas de emergencia, sino en planes a largo plazo que estén por encima del color político y que, por supuesto, aprovechen todo el potencial intelectual y económico del que se dispone. Es decir, los políticos deberían darse cuenta de que tienen limitaciones y escuchar a los expertos. La Universidad tendría que salir del ámbito académico e implicarse en un plan de rehabilitaciones, pero no sólo. A la cultura hay que sacarle rendimiento económico. Esta es también la única manera de que comience a tenérsela realmente en cuenta. No nos engañemos. Sólo lo que genera riqueza persiste, así que la sociedad debería buscar fórmulas para sacar agua de las piedras.