Diario de León

Actor

«Gracias a la televisión llevas público al teatro y al cine»

El simpático doctor Román de la serie de Telecinco «Hospital Central» se convierte en un abominable político corrupto en la película de Antonio Hernández «El menor de los males»

Imagen del actor Roberto Álvarez, que ya es un clásico en las series de televisión

Imagen del actor Roberto Álvarez, que ya es un clásico en las series de televisión

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Mercedes Rodríguez - madrid
León

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Roberto Álvarez ha encontrado la popularidad gracias a la televisión después de series como Ana y los 7 . Pero como otros muchos actores tenía antes una solvente carrera, fundamentada en gran parte en el teatro. Productor y socio fundador de La Compañía de la Danza, Álvarez combina una nueva función teatral, Homebody Kabul , con la que saldrá de gira, con su nuevo personaje en Hospital Central . En el cine, tras películas como Manolito gafotas , Los Borgia y La ciudad sin límites, tiene pendiente el estreno de El menor de los males , de Antonio Hernández, donde interpreta a un hombre falso y temible. Pero ahora vive entusiasmado con su papel en la serie de Telecinco, el doctor Julio Román. -¿Se parece usted a este personaje? -En la parte positiva sí. Y también que soy un enamorado de la medicina de siempre. De hecho, cuando algún familiar se pone malo lo primero que hago es investigar por mi cuenta para saber qué pasa. -Le gusta la medicina, es ingeniero de telecomunicaciones, pero se convirtió en actor. Toda una pirueta. -Me gusta la técnica, pero cuando estaba en tercero de carrera ya iba a una escuela de danza. Después fui alumno de una compañía de teatro y me invitaron a intervenir en Fausto . A partir de ahí ya no fue una elección mía sino que las circunstancias eligieron por mí. Me quedé en ingeniero técnico para decir a mi padre que tenía un título. No he parado de trabajar desde entonces como actor y me siento una persona muy privilegiada. -Las cuestiones médicas sí parece que interesan al público porque hay hueco para «Hospital Central», «House» y «Anatomía de Grey», aunque la competencia sea dura. -Es un género de moda. Parece que el público va conformando oleadas de interés por ciertos temas. El truco de Hospital Central está en la estructura, en la posibilidad de contar muchas historias de un variado reparto de médicos en un mismo capítulo. - Estuvo en otra serie de largo recorrido, «Ana y los 7», una producción que, como otras, se estiran tanto que acaban por matar a los protagonistas. Aquello generó polémica... - Una polémica ajena a mí y a la mayoría de los actores de la serie. Ana Obregón decidió en un momento determinado no continuar, y hubo una posibilidad de que la serie prosiguiera sin los dos protagonistas. Ana y los siete podía haber seguido bastantes años más. He aprendido que este medio tiene una relación con el espectador muy curiosa: de calor de hogar. El público se siente identificado con un imaginario de ficción y necesita que cada día emitan lo mismo para sentirse arropado, acompañado, como en su casa. -¿Se hacen series de calidad en España? -En España hay capacidad más que suficiente para hacer series de calidad. Las hay mejores y peores. -¿Qué echa de menos en la ficción televisiva? -Que se apuesten por productos más arriesgados. Pero entiendo también la postura de las cadenas españolas, que tienen beneficios innegables y son los televisiones que más ganan en Europa. Será porque están acertando en lo que hacen. - Tiene usted una dilatada carrera como actor y productor teatral. Pero parece que la televisión brinda una popularidad que no dan otros medios... -Me gustaría que un actor que se dedica al teatro o al cine tuviera el arrope social que consiguen ahora las personas que repente son conocidas porque hacen mucha televisión. Hubo una época en que profesionales como José María Rodero eran figuras sociales relevantes por su trayectoria teatral. -¿Le ha facilitado la televisión llevar a más espectadores al teatro? -Sin duda alguna. Después de 20 años haciendo teatro sales en la televisión y de repente se te abren ciertas puertas, también del cine. Hay que tener en cuenta que una película como Los Borgia la pueden ver un millón de espectadores, mientras que sólo un capítulo de Hospital Central lo siguen 4,5 millones.

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