Diario de León

Enrique Marty traslada el espíritu burlesque a Benavides

El artista salmantino convertirá el antiguo matadero en una especie de cabaret donde recreará su particular escenografía artística

Enrique Marty a la entrada del matadero de Benavides

Enrique Marty a la entrada del matadero de Benavides

Publicado por
Cristina Fanjulleón
León

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El objetivo de Enrique Marty es crear un espacio mental, un lugar que persuada a los visitantes a dialogar consigo mismos, a encontrarse con sus fantasmas, sus miedos, incertidumbres y apegos, con sus perversiones o virtudes travestidas. Es decir, el artista salmantino tratará de conseguir con su intervención en el antiguo matadero de Benavides de Órbigo disfrazar una realidad con el fin de que todo el que se aventure en ella deje caer las máscaras con las que se oculta en su cotidianidad. Disfrazarse para desnudarse, el dantesco «Abandonad toda esperanza» transmutado en un «abandonad toda certidumbre»; el juego postmoderno con el que Marty recrea la realidad se volverá aquí más patente y el artista dejará claro que su obra es una autoexploración constante que quiere compartir con el espectador. Porque -aquí también- es el que mira quien debe realizar el trabajo final, quien tiene que compartir con el artista la recreación, la exploración artística. «Con mi obra sólo trato de plantear preguntas y tal vez esa sea la respuesta», sugiere Marty, que asegura que encuentra ahora un sentido pleno a obras que realizó años atrás. Admite sin embargo que el diálogo que establece con los demás es siempre relativo y que cuando muestra una cosa a veces no es eso precisamente lo que consigue presentar. «Ocurre un poco como en los diálogos socráticos. «Me gusta pensar que se puede utilizar el discurso de tu contrincante para desmontar su argumento», ironiza. Da de esta manera una nueva vuelta de tuerca a lo que consiguió con Flaschengeist , la intervención con la que transformó el Musac en una feria, en una parada de monstruos. Porque en esta ocasión, Marty ha ideado una escenografía más real, menos misteriosa, más mundana pero cargada igualmente de un artificio que esconde una realidad demasiado brutal como para mostrarse desnuda: la de los clubs de carretera. Enrique Marty lleva ocho meses concibiendo la gran puesta en escena que se inaugurará el próximo 6 de julio como antesala del programa Órbigo 07, por el que las obras de algunos artistas del Musac se expondrán en varios lugares de la ribera. En esta ocasión, un matadero que nunca pudo cumplir su función se convertirá en un burdel, en un prostíbulo. Un gran escenario, un camerino y una sala de tiro. Enrique Marty prefiere no adelantar más, al menos de momento, de un boceto para el que ha visitado decenas de clubs. «En los de Monterrey tienes que dejar las cámaras y las armas a la entrada. La munición te le llevas para que, al salir, coincida con la pistola que llevabas», comenta. Sin embargo, el artista dotará este Club Matadero de una atmósfera heredera del burlesque , consiguiendo volver a enmascarar la realidad con escenarios suntuosos, luz tenue y vestuarios subidos de tono. Así consigue al tiempo quitarle el carácter de abuso, de explotación humana que subyace en este tipo de locales. Será sin duda un trabajo arduo para el que el artista tiene menos de un mes. Ocho estudiantes de Bellas Artes le ayudan en una empresa que lleva madurando casi un año, desde un día de noviembre en el que atisbó el edificio sucio del matadero como una ensoñación. «Me lo imaginé nada más verlo», asegura. Una fiesta servirá para presentar toda esta escenografía y será además el prólogo de un montaje que celebrará el séptimo centenario del Mercado de los Jueves de Benavides de Órbigo. Una nota a pie de página: Enrique Marty es el único huésped de un hotel vacío. De nuevo lo familiar y lo espeluznante se cruzan en su camino.

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