Diario de León

Escritor

«Este libro es una cartilla para quien no sabe reír»

Después del terrible «Mi vida en los campos de la muerte nazis», el escritor José Luis Gavilanes Laso presenta hoy un libro de rimas cáusticas que desnudan la política española de los últimos años

Imagen de José Luis Gavilanes Laso

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M. Pérez - león
León

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Hoy miércoles, dentro de la agenda cultural de El Corte Inglés y en su espacio destinado al efecto de la sexta planta, se presenta el libro El Pacto de Perpignan y otras rimas socarronas , del que es autor Gavilaso de León, pseudónimo de José Luis Gavilanes Laso. Intervendrán en la presentación, además del autor, Martín Manceñido Fuertes, Presidente de la Asociación de Amigos de Portugal en España y Presidente de la Federación Nacional de Donantes de Sangre, y Pedro García Trapiello, periodista y escritor. -¿A qué se debe la utilización de seudónimo para este título, cuando hasta ahora siempre has firmado los escritos con tu nombre de pila? -No se trata de utilizar una máscara, ni de ocultarse detrás de nada, Es, simplemente, por motivo de coherencia personal. Con mi libro anterior, Mi vida en los campos de la muerte nazis (Edilesa, 2005), sobre las memorias un deportado leonés en Mathausen, Gusen y Dachau, «llevé tanto dolor a miles de hogares», que me invadió una especie de «complejo de culpa». Para «purificarme» y que no se me pudiese diagnosticar de esquizofrénico, manteniendo con el mismo nombre dos personalidades distintas, decidí dejar mi nombre de pila para las cosas serias y labor profesional como lusista, e inventarme otro nombre para el ejercicio jocoso, que es el que encabeza El Pacto de Perpignan y otras rimas socarronas . La heteronimia y la combinación de mis dos apellidos me acerca a nombres insignes de la literatura, y eso ayuda. -¿Por qué ese título? -Desde mi punto de vista es el poema de más enjundia dentro del conjunto. Los lectores tienen la palabra. -En términos generales ¿cuál consideras que es la característica esencial de ese y del resto de los poemas? -Se reúnen en el libro veinte poemas de dispar extensión, temática, composición y estilo, con objeto de abarcar todos los públicos, más o menos cultos. Pertenecen al género epigramático, esto es, de tonalidad frívola y desenfadada, irónica, mordaz y satírica tocando aspectos y personajes de la actualidad social y política, de la vida local, nacional e internacional, sin olvidar el asunto familiar e incluso personal, que podríamos condensar en la frase «no dejar títere con cabeza», pero guardando el debido respeto a los aludidos, incluido, claro está, al propio yo. -¿No se trata de un género ya trasnochado y hoy de poca aceptación entre los interesados por la lectura? -Es posible. Si hablamos estrictamente de poesía, hoy sólo parece tener cierta vitalidad una poesía del yo atenta a la intimidad desgarrada del hombre, y una cierta poesía social que canta su otro desgarro, el colectivo. Ha desparecido prácticamente la poesía didáctica, la épica, la filosófica y la religiosa, y flaquea la narrativa. Pero la poesía es cofre muy espacioso y no debe reservar derecho de admisión sólo a emociones y sentimientos, efusiones eróticas, reflexiones solemnes o mero depósito de ininteligible sarta de vocablos sin rima ni ritmo ¿Por qué no ha de tener cabida la composición de «humilde» y «baja estrofa», tan frecuente y aceptada en tiempos no tan lejanos? -¿Cuál crees que es la causa de esa desestimación? -Por un lado, son gustos de época. Por otro, la poesía satírica, llamada también de «escarnio y maldecir», bien utilice el equívoco o la invectiva directa, enflaquece rápido debido a su estricta naturaleza alusiva, referencial y coyuntural, impugnación en muchos casos de corruptelas sociales y comportamientos individuales, no transferibles en el tiempo a otros hechos y personas. Gran parte o todo su aspecto irónico y burlón se diluye con el tiempo como un azucarillo en el café o pierde su lozanía como una moza precozmente distraída. -Fuera de ese valor incidental, particular ¿puede encontrarse algún valor general en «El Pacto de Perpignan y otras rimas socarronas»? -Por los testimonios oídos hasta ahora a las personas que lo han leído, independientemente de que, según los gustos, a unos les guste más un poema que otro, parece que el libro entretiene, incluso divierte. Como se dice en la contraportada, este libro sólo pretende ser una cartilla pedagógica para aquellos que no aciertan a reírse. No se pretende más. Dudo que el ejercicio literario sirva para remediar o, simplemente paliar, la cantidad de males que aquejan a la humanidad. Reírse, dicen los facultativos, tiene indudables virtudes terapéuticas, luego, es bueno para la salud. Hay que darle la vuelta al conocido dicho de que «quien bien te quiere te hará reír» Lugar: planta sexta de El Corte Inglés. Hora: 20.00.

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