La gran música, en casa

NUESTRA ciudad acoge esta semana a los jóvenes músicos que participan en la IV edición de las Clases Magistrales para Jóvenes Pianistas y Directores, organizada por la Fundación Eutherpe. Pianistas y directores de orquesta de España, Italia, Grecia, Bulgaria, Cuba o Estados Unidos se han dado cita en León. Aunque se trata de un curso de alto nivel dirigido fundamentalmente a pianistas y directores noveles, significa también una experiencia única para los jóvenes instrumentistas de la orquesta que tienen la ocasión de trabajar bajo la tutela de dos maestros de excepción como son el pianista español Joaquín Achúcarro y el director italiano Bruno Aprea. Por vez primera Eutherpe ha invitado a la Joven Orquesta Sinfónica Solidaria de Valencia cuyo director, Vicente Martínez, participa también en el Curso. Se trata de una formación compuesta por 60 jóvenes músicos que tiene como finalidad apoyar los proyectos sin ánimo de lucro de otras fundaciones, asociaciones y oenegés. A la orquesta valenciana se han sumado con generosidad y entusiasmo, 6 jóvenes leoneses: los violinistas Eduardo Rodríguez Enríquez, Paula Padierna y David de la Varga, el violista Iván Braña y los violonchelistas Eva Helena García Hidalgo y Miguel Ángel González Viñuela. Todos ellos han sido alumnos del Conservatorio de León y han realizado estudios superiores en diversos conservatorios (Oviedo, Salamanca o Barcelona por poner tres ejemplos). Miguel Ángel y Eva, jovencísimos violonchelistas, nos precisan que están aún en ello. Eduardo, que es concertino en la Camerata Laurentina, comparte actividad orquestal con David en la Sinfónica Ciudad de León. La Escuela Municipal de Música, Danza y Artes Escénicas de León es el marco profesional de Paula, Iván y David. No es la primera vez que estos jóvenes músicos tienen contacto con Eutherpe. Todos ellos comparten una relación de admiración por la Fundación, han participado regularmente en sus actividades y subrayan las oportunidades de formación y práctica musical que Eutherpe ofrece a los jóvenes instrumentistas leoneses. La figura imprescindible de su presidenta, Margarita Morais, concita la unanimidad. Trabajar en su propia ciudad, «en casa», con dos maestros de la envergadura de Achúcarro y Aprea es para ellos un privilegio. Iván no esconde su entusiasmo por poder «trabajar con dos pesos pesados del panorama musical internacional». Eduardo y Paula destacan la ventaja que supone combinar tantas disciplinas al tiempo: la dirección orquestal, la técnica pianística y la ejecución instrumental en el seno de orquesta. A Miguel Ángel, estudiante aún pero para quien la experiencia orquestal no tiene nada de novedosa, le entusiasma «la energía que me aporta Bruno a la hora de decir, de expresar». Para todos ellos se trata además de una experiencia humana única y enriquecedora y aprovechan plenamente la posibilidad de compartir experiencias musicales con gentes de muy diversas procedencias. Para Paula esto es fundamental y destaca lo mucho que le gusta la «mezcla de países, culturas y tradiciones académicas diferentes». Miguel Ángel califica de entrañable el ambiente del curso: «se respira el cariño». Por supuesto siempre hay cosas que mejorar -siempre lo hay- y todos ellos preferirían, aunque son conscientes de la dificultad, contar con más ensayos y poder trabajar más intensamente por secciones de la orquesta. Pero desde luego en lo que todos coinciden es en la importancia de este curso para el desarrollo de la música en León. Por ello, les parece imprescindible que la administración autonómica apoye mucho más, también financieramente, el proyecto, un proyecto que nos pertenece a todos.