Hermida: «Me permito el lujo de hacer lo que me da la gana»

Si hay una tele de nuestra vida, él forma parte de ella y la atesora en sus recuerdos. Jesús Hermida vuelve después del verano a TVE para encontrar al español de la historia. El periodista onubense se jacta de permitirse el lujo de hacer «lo que me da la gana» en televisión, aunque duda de si es «lujo, soberbia o estupidez». Aunque uno de sus principios es «nunca jamás hablar de proyectos», Hermida, de 70 años, confía en el éxito Los 50 españoles, un formato que ya se ha emitido en una veintena de países. Idea exportada de la británica BBC, el nuevo programa de este veterano presentador tratará de buscar al español más importante de la historia entre reyes, escritores, artistas o políticos. TVE ha elegido a un profesional de las ondas que espera dar su toque personal. «Nunca he ido con un papelito al director diciendo: oiga, tenga usted; lo único que puedo hacer es darle vueltas al proyecto y decir lo que yo haría». Revela que no es hombre de planes anunciados. «Cuando me han ofrecido algo, sólo he preguntado: qué día y a qué hora, es lo único que me interesa». La coherencia es lo que le ha hecho mantenerse en el difícil mundo de la comunicación. «Si dejo de ser yo me voy a casa, es una cuestión de principios». Reconoce que tiene una gran suerte, pues «en mi pequeña biografía casi todo lo que he hecho ha sido obra mía». Conocedor del rumor de que es duro en su trabajo, el locutor defiende su particular manera de entender la profesión. «Esto es lo que ofrezco, si no lo compra está en su derecho», afirma convencido. Mediocridad Fundador de la Academia de Televisión, Hermida ve el presente con mirada crítica. Sobre la abundancia de contenidos rosas y amarillos en las cadenas, el presentador se pregunta a quién señalamos con el dedo. «¿A los que lo hacen, a las empresas que ganan dinero o a los que miran?». El curtido periodista defiende que cada uno hace lo que quiere, «lo que no vale es esconderse en las excusas de los demás». A su juicio, con el nacimiento de las televisiones privadas el pluralismo llegó a la televisión y ese día la audiencia «pasó de ser de cautiva a soberana». «La mejor televisión de este país, no por razones políticas sino por la ilusión de algo que empieza, está comprendida entre los años 60 y 70», subraya. Representada por gente como Antonio Mercero o Chicho Ibáñez Serrador «fue una época gloriosa por la libertad creativa». El presentador recuerda unos años que «no fueron mejores que los de ahora», pero donde no se copiaba tanto como ahora. «Si un día un canal tuviese un 30% de share con un programa de bichitos, todas las puñeteras cadenas programarían eso mismo», critica el fundador del magazín matinal.