Conjugando planos

La joven Galería Cubo Azul cierra una interesante temporada con la presencia del también joven artista portugués Manuel Caeiro. Se trata de una exposición formada por cuatro grandes cuadros realizados con pintura al óleo sobre papel, en los que el pintor, prescindiendo de cualquier elemento superfluo, sintetiza una serie de planos grises con clara ascendencia arquitectónica. Caeiro pinta el espacio con un elemental juego de luces sombras y colores. David Barro ha sido el comisario de esta exposición y explica así los planteamientos del artista: «Como muchos pintores contemporáneos Manuel Caeiro interroga la pintura desde la repetición de las formas. Cada trazo insiste en la consecución de una idea, y su multiplicación, su secuencia, genera el ritmo definitivo. El pintor trabaja el detalle modular como desencadenante de cada imagen, y lo hace siempre desde la memoria o el recuerdo de lo construido, procurando un nuevo orden. Su estrategia es por tanto la de desdoblar o propagar una realidad reconstruida que nace desde el más tradicional de los medios, la pintura, desde el que más carga histórica posee y que, al mismo tiempo, procesa en apariencia una contemporaneidad más débil o, en todo caso, más cuestionada, siendo continúo motivo de debate sobre su estado anímico». Caeiro, en su exposición Reconstruyendo el vacío, diserta pictóricamente sobre lugares metafísicos que en unos casos sirven para proteger a quienes imaginariamente habiten en ellos, y en otros son fronteras a la libertad del individuo. Son los suyos planos que, efectivamente, dan sentido al vació, reconstruyen, gracias a elementos casi minimalistas, un entorno que puede ser habitado por seres de nuestro tiempo, pero que en sus cuadros permanece ausente de figuras. Insiste el comisario de la muestra: «Con Manuel Caeiro se afirma, sobre todo, la continuidad, aunque sea a partir de enfatizar ciertas discontinuidades. Todo deriva en una suerte de perturbación de lo real ficcionalizado. Una perversa reciprocidad que liga con esa indefinición del límite de artistas como Richard Sierra. Aunque Sierra no trabaja a partir de una imagen y Caeiro sí. Es como aquella arquitectura utópica de Boullé o todo lo que carece de escala».