Cerrar

EL INVENTO DEL MALIGNO | Con detalle |

Aramís Cristina G.Ramos: «En la información de sociedad se ha pasado del rosa al amarillo»

Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA Monjas - madrid
León

Creado:

Actualizado:

Es verdad que era muy tarde, quizá cerca de las dos de la madrugada, pero me pellizqué a conciencia por ver si era una pesadilla y comprobé que no, que era verdad torda y carnal: allí, en la pantalla, estaba Aramis Fuster que se nos aparecía en la noche para confesarnos no sé qué terribles cuitas, como un espectro venido de las peores páginas de cualquier novela «gótica». Aramís Fuster, o sea aquella señora de los pelos enhiestos que vendía su mercancía en el bazar del ocultismo. ¿Y qué nos contaba Aramís Fuster? Francamente, querida, me importa un bledo, que diría Rhett Buttler. Algo percibí acerca de púnicas broncas familiares y un despechado intento de suicidio, pero no porque escuchara la voz de la señora, sino porque el realizador de Dónde estás, corazón , inmisericorde, lo proyectaba con violentos rótulos a modo de mazazos en salva sea la parte. Lo que me interesaba en el episodio no era tanto lo que viniera a decirnos la autodenominada bruja como el mero hecho de su presencia en un programa de televisión. Cuando uno mete el pie en un charco de lodo, caben dos opciones: la conformista, y entonces uno aprovecha y se reboza entero, o la reformista, y entonces uno llama al servicio de limpieza. Yo esa noche estaba reformista, así que saqué el pie del charco y llamé al servicio de limpieza, que en el repertorio defensivo del espectador se llama zaping. Con todo, la estampa de Aramís Fuster ha seguido persiguiéndome en las últimas horas con esa misma insistencia con la que las historias de fantasmas acosan a los niños. Ahora tratemos de serenarnos y razonemos: ¿por qué? ¿en nombre de qué? ¿con qué derecho? Es verdaderamente asombroso que nuestra televisión haya dispuesto un hueco tan relevante para un personaje cuya proyección pública oscila entre la estafa y la demencia. Tal vez no vivamos hoy los peores tiempos de la televisión, quizás hace cuatro años las cosas estaban peor, pero, aún así, todo esto es inconcebible. «Es que en la tele sale hoy cualquiera», dice la gente. No, qué va: ojalá fuera así. Si realmente saliera cualquiera, al menos cabría una probabilidad entre mil de que viéramos algo edificante. El problema no es que en la tele salga cualquiera, sino que siempre tiende a salir lo peor. El programador televisivo objetará que cómo no va a salir Aramís Fuster, si es «popular». Típico ejemplo de razonamiento vicioso: sale porque es popular y es popular porque sale. Si dejara de salir, dejaría de ser popular y ya no saldría más. Así que en realidad todo queda en manos de la gente que hace la tele: ella es la única responsable de todos estos funestos acontecimientos. Por ejemplo, de las pesadillas que nos inspira Aramís Fuster. Ajeno a las modas y fiel a su formato y su presentador, Corazón, corazón cumple la máxima de no tocar lo que funciona, lo que no significa que no sufra retoques para adaptarse a los nuevos tiempos. Pionero de la crónica social en la pequeña pantalla, este magazine protagonizado por famosos es uno de los veteranos de la televisión al haber aguantado el paso del tiempo. Aunque ya no se hable tanto de él ni consiga las audiencias de oro de antaño lleva catorce años en la parrilla de TVE-1, tiempo que convierte a este espacio en un clásico. Dirigido y presentado por Cristina García Ramos desde el 4 de julio de 1993, fecha en la que no existía la actual fiebre por lo rosa, Corazón, corazón -sábados y domingos, a la 14,00 horas- fue en su momento una apuesta «novedosa y arriesgada porque era la primera vez que una televisión decidía dar un espacio propio a las noticias sobre el mundo de la farándula», recuerda la periodista canaria. -En su caso, la veteranía es un grado. -Acabamos de celebrar nuestro catorce cumpleaños con una mezcla de asombro y alegría. Es todo un récord...Me lo pareció cuando cumplimos cinco y también cuando alcanzamos una década, y seguir año tras año contando con el favor de la audiencia es casi milagroso. -Y ¿cuál es el secreto? -Creo que hemos acertado con la fórmula desde el principio y no nos hemos dormido en los laureles. Estamos casi las mismas personas con las que empezó el programa, pero no hemos perdido la ilusión. En ninguna profesión, pero en ésta menos, lo tienes ganado porque te examinan diariamente con el share . Salimos peleando como en el que más en este camino en el que han desaparecido muchas fórmulas del corazón, aunque otras muchas se mantienen con éxito. -¿Cómo ve la evolución de la crónica rosa? -Con preocupación. Hemos pasado de un género tradicional como es la crónica de sociedad amable y basada en el entretenimiento a una información más sensacionalista y morbosa. Se ha pasado del rosa al amarillo y, en muchas ocasiones, a lo negro. Muchas de las informaciones las hacemos a las puertas de los juzgados. No hay que obviar que a los famosos les demandan ni ocultar sus tristezas y desgracias, pero hay otro tipo de historias que no comparto. Y tampoco paso porque a muchos personajes se les llame del corazón cuando no lo son. -¿Cómo controla esto? -Vigilando los contenidos. Tan importante es lo que está en emisión como lo que no sale. Hay determinados temas y personajes que no entran en nuestro programa. -Usted está más por los clásicos, por Isabel Preysler, la familia Iglesias y las princesas de Mónaco, sin olvidar a las estrellas de cine y de la pasarela. -Sí, y por sus hijos y por los que son conocidos por su trabajo. Esto es entretenimiento, no se trata de filosofía profunda ni mensajes transcendentales, pero sí de hacer un producto digno. Los que ven Corazón, corazón lo dicen, no les avergüenza. Además, aquí damos información, no opinión, y ofrecemos contenidos propios. No tenemos colaboradores ni tertulianos, los únicos que tienen el micrófono delante son los famosos. -¿No ha tenido presiones para incluir a determinados personajes? -En el pasado sí, pero ya están superadas. Ser un clásico no significa vivir del pasado, estamos muy pendientes de los nuevos valores, de los jóvenes porque perseguimos ser un referente de la actualidad. -¿Cómo ve el futuro? -Con cierta tranquilidad. Estamos reconfirmados por la Casa y la audiencia, y eso que las competiciones deportivas nos afectan mucho. Las motos de TVE-1 y la Fórmula 1 de Telecinco nos penalizan mucho. -No se ha acogido al Expediente de Regulación de Empleo. -La Casa me ha pedido que me quede. En algún momento tendré que parar, pero ahora no, es pronto para irme. No me he puesto fecha de salida y TVE tampoco.

Cargando contenidos...