Diario de León

| Reportaje | Estambul, Lisboa, Praga

Un viaje interior que busca ir más allá de romper cadenas y fronteras

«Viajero sin brújula», el nuevo libro del escritor de Sopeña Jesús Díez, un salto para salir del valle del Curueño con el tren hullero y conocer otros lugares y otros horizontes

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Laura Bueno - león
León

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«Todas esas palabras que tiene tu silencio,/ harán envejecer los labios, los tuyos y los míos,/ también la lengua invisible de la nieve./ Y ese jardín de alas donde crecía el vértigo,/ hará del amanecer una paloma herida./ Todas esas rosas uniendo nuestra piel, vuelven en otoño atravesándome el rostro./» Así comienza el nuevo libro de poesía de Jesús Díez Fernández, Viajero sin brújula . Dentro de su obra creativa, tanto poesía como narrativa, está muy presente el paisaje donde nació y donde creció. Aunque se ha desplazado a otros lugares, crece con raíces primitivas. Hay dos símbolos que marcan una constante en su obra, la nieve y el tren hullero, que utilizaba para salir del Valle del Curueño, para acercarse a la capital. Son símbolos muy importantes en su vida y en su obra, la nieve, el tren hullero, el carbón. El río Curueño también está muy presente en todas las obras de este escritor, tanto en los textos poéticos como en las fotografías. Viajero sin brújula es un salto, lo que significó para él salir del Valle del Curueño y conocer otros lugares. Este nuevo libro es el espíritu de buscar nuevos horizontes. Son sesenta fotografías, todas creaciones suyas, con sesenta textos poéticos que representan un viaje interior a través de otros horizontes, que marcan el primer viaje en el tren hullero. Viajes a Estambul, a Lisboa, a Praga, como ciudades imposibles o ciudades amantes. En su memoria le han marcado la literatura y los trenes. Trenes lentos, con caminos largos. La meta es lo menos importante, lo que de verdad importa son las etapas. Viajes en tren por el Mediterráneo, a Pompeya, a ciudades del Mediterráneo español. En Viajeros sin brújula , el título indica lo que quiere el viajero, lo que hace libre al viajero. Partir sin rumbo, sin brújula. Es importante porque es un viaje interior, que va más allá de fronteras, de cadenas. Rompe marcas. En este caso, el libro es un viaje por otros horizontes, no León, no sólo el Valle del Curueño. Salir de esa cultura rural. El tren ha marcado mucho en este viaje, para después regresar con todas esas experiencias vividas. Con prólogo de Antonio Colinas, un poeta bañezano, muy acorde a nivel fotográfico, un viaje por la memoria y por los símbolos. Lisboa «Afuera el azul del océano,/ la caracola tejida por el festejo del sol./ Y el poeta empujando débilmente a la ciudad,/ en el alma de los transeúntes que sienten y piensan,/ y se suben a un tranvía ulcerado de fados». Las fotografías y los textos literarios, son creadas como bellezas paralelas. En algunos casos, las imágenes captadas son creadas acorde con los textos literarios, como Lisboa, que se remiten los textos a las fotografías. También es su ciudad, la más especial y la más querida. Desde que la conoció, es como haberse enamorado de una mujer, pero un amor imposible. Te enamoras pero no se puede alcanzar. Praga y Estambul tienen un lugar especial en este nuevo libro. Solamente nos queda el paisaje. El paisaje cambia, y el ser humano lo hace cambiar. En ciudades como Lisboa el paisaje es más estático, parece que el tiempo se ha detenido más. Escribir poesía es como nadar en un mar de dudas, donde naufragas y te ahogas. Empezó a escribir contra su propia soledad, contra la soledad de otros. Un diálogo continuo con el alma de la vida.Escribir narrativa, relatos, es diferente a escribir poesía. Le gusta contar historias. Surge en aquella época en la que no había televisión, de aquellas noches invernales rodeados por la nieve. Contaba muchos y largos relatos; desenmascarar ciertos fantasmas que persiguen la memoria, la presencia de cosas que ha vivido. Necesita desempolvar cosas y hacer literatura con ellas. Para que pasen de la realidad a la mayor realidad, la doble realidad. No solamente se comienza a escribir cuando se coge un bolígrafo y te enfrentas al abismo en blanco. A raíz del momento en que no estaba en León, empieza a escribir. Ese momento en el que empieza a vivir, a sentir las cosas. Así comienza su pasión de crear, como una mina de carbón que se ha ido acumulando y hay que sacarlo todo fuera. Necesidad de escribir contra la propia soledad, por querer dar respuesta a muchos interrogantes. Primero escribe para él, luego tiene la necesidad de que los demás lo lean.

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