Silencio en la casa de las ánimas

La historia daría para un buen relato de terror, aunque lo verdaderamente terrorífico es la manera en que este edificio a medio construir afea uno de los espacios más recoletos de León, la plaza del Grano, un delicioso rincón rural en pleno corazón de la ciudad. Se trata de la vivienda ubicada junto a la famosa «casa de los soportales», aquel inmueble amenazado por la piqueta -el último sobre pies derechos de madera de entre las decenas que hubo en la capital-, y que sólo se salvó gracias a la presión de colectivos vecinales y culturales. La casa situada al lado de ella lleva más de ocho años «en construcción», esto es, paralizada durante todo ese tiempo y sin visos de solución por el momento. El asesor en materia de Patrimonio del actual equipo de gobierno municipal, Alejandro Valderas, recuerda que, para ser exactos, la casa está situada en la calle Capilla, llamada así porque allí mismo se encontraba el osario o cementerio de la vecina iglesia de Santa María del Mercado o del Camino vieja. «El arquitecto que comenzó a construir esta casa, de apellido Alonso -asegura Valderas-, se saltó el Plan de Urbanismo que regía entonces, que era el del año 1982, y quitó los soportales pese a que era obligatorio conservarlos o bien colocarlos posteriormente. Después, elevando ya la construcción, comenzaron a aparecer gran cantidad de huesos humanos procedentes de aquel cementerio». «Y este arquitecto, que era muy aprensivo, paralizó la obra inmediatamente. De hecho, en cuanto pudo abandonó el proyecto, vendió la casa y se fue de León». Fue durante la etapa en la que este archivero e investigador ocupó el cargo de concejal de Cultura por la UPL cuando él y Cecilio Vallejo, edil por entonces de Urbanismo, intentaron que la casa se vendiera de nuevo, sin éxito. Además, hace cuatro años se le dio un plazo al nuevo dueño para que pudiese tirar la fachada de una manera ventajosa y comenzar una nueva obra -aunque, como asegura, el Ayuntamiento podía obligarle a demolerlo-. Pero justo entonces llegaron las elecciones y, siempre según Alejandro Valderas, «el propietario desapareció» y el Ayuntamiento «no acaba de localizarlo». Y así, esta casa se halla ahora en un estado que se denomina «fuera de ordenación», es decir, «sin los papeles en regla», puesto que no se ajusta al Plan de Urbanismo y existe un claro «abandono de la propiedad». El ex concejal apela al Ayuntamiento a que tome cartas en el asunto ya que los vecinos se quejan no sólo del estado del inmueble, también de la imposibilidad de su compra. Mientras, en la foto del turista sigue chirriando algo.