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«Cuando quiero escribir música leonesa recurro a mi alma, a mis sentimientos», decía

La obra del compositor Evaristo Fernández Blanco, por fin reunida

El autor del catálogo, Daniel Sanz, y Alonso Perandones presentaron el libro en Astorga

El astorgano Fernández Blanco fue un grande de la música española

Publicado por
Miguel Ángel Nepomuceno - león
León

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Con la presencia del alcalde de Astorga, Juan José Alonso Perandones, y del autor del libro, Daniel Gutiérrez Sanz, el pasado sábado, en el Conservatorio de Astorga se presentó, ante un numeroso público que acudió al acto, el catálogo definitivo que recoge la obra compositiva del maestro astorgano Evaristo Fernández Blanco, fallecido en Madrid el 22 de septiembre de 1993 a los 91 años. Destacó Alonso Perandones la necesidad y el interés que una obra como la presente tiene para el estudio musicológico del compositor astorgano, «máxime si se tiene en cuenta -dijo-, que la mayoría de su legado musical se encontraba en estado un tanto caótico debido a los continuos traslados, a los préstamos de partituras y al escaso interés mostrado por el propio autor en recuperar ese material que en su día había salido de sus archivos sin volver a retornar». Hizo alusión el alcalde a la meritoria labor que en un principio hiciera el llorado escritor y publicista José Antonio Carro Celada, quien se entrevistó en varias ocasiones con el compositor en Madrid y posteriormente publicó un libro biográfico recogiendo las conversaciones mantenidas con el autor de Dos Danzas Leonesas . Agradeció igualmente al autor de estas líneas su labor difusora y en prensa, así como la recopilación y un primer conato de catalogación de obras que apareció como apéndice de la biografía mencionada hace unos años. También quiso el regidor reconocer al hijo del compositor, Francisco, su disposición para ceder todos los archivos musicales de Fernández Blanco a Astorga y que pronto estarán a disposición de los musicólogos y estudiosos en la rehabilitada casa de los Panero, sede en un futuro cercano de varias salas donde se recogerá no sólo el legado musical de Fernández Blanco sino el de Ricardo Gullón y de la familia Panero, entre otros. No quiso concluir su intervención sin poner de manifiesto el interés que puso la ex concejala de música, María Soledad Vega, para que la obra del compositor llegara a Astorga cuanto antes. Por último, dedicó elogiosas palabras al autor del catálogo, Daniel Sanz, por haber reunido la totalidad del corpus pentagramado y que a partir de ahora estará a disposición de los estudiosos de una manera científica y rigurosa. Ardua investigación Tomó seguidamente la palabra el autor para dar las gracias a todas aquellas personas que le habían ayudado en la obtención de datos, con un recuerdo especial a José Antonio Carro Celada, al que está dedicado el libro. Enumeró Sanz las numerosas vicisitudes que atravesó en estos tres años de recopilación e investigación por diversas bibliotecas y conservatorios nacionales y extranjeros hasta poder reunir la mayor parte de la obra. Sanz ha puesto al día numeroso material tanto camerístico como vocal, sinfónico y pianístico, extraído de diferentes archivos además de todo el corpus documental aparecido en libros, revistas y periódicos de la época y posteriores. El libro, con varias fotos del autor, recortes de prensa de la época y reproducciones de partituras, está dividido en quince apartados que van desde la música para la escena a las obras perdidas, de las cuales, como señaló Sanz, se tiene noticias por diversas fuentes pero no se han podido encontrar. «De este modo -dijo-, queda abierta una nueva vía de investigación para futuros estudiosos sobre su obra». El catálogo, editado por el Ayuntamiento de la capital maragata, es una muestra palpable de lo que se puede y se debe hacer con nuestros músicos, a los que lamentablemente se les está prestando una atención un poco «a cuentagostas» tanto por las instituciones como por los profesionales, sin tener en cuenta de que en la mayoría de los casos, como es el de Evaristo, Villar, o Pedro Blanco, nos encontramos con exponentes señeros en la historia de la música española y en concreto en un período que abarca la Generación del 27, llamada también de la República. Evaristo perteneció a esa generación de compositores marcados por la tragedia y componía música de su tiempo, pero como nos dijo en una ya lejana entrevista: «Cuando quiero escribir música popular leonesa no necesito ninguna melodía tradicional, puedo recurrir a mi alma, a mis sentimientos y el resultado es leonés porque mi alma es leonesa». Su música está ahí, más viva y fresca que nunca, esperando ya tan sólo «la mano de nieve que venga a arrancarla», aunque esa mano/os, para vergüenza de las formaciones orquestales de esta comunidad, tengan que ser andaluzas.

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