«No había habido tantas obras en la Catedral desde el siglo XIX»

En el reportaje publicado el pasado domingo en estas mismas páginas sobre las impresiones de los turistas ante tres grandes monumentos de León, algunos hacían referencia a la necesidad de rehabilitar «más y mejor» el conjunto monumental de la ciudad. Pues bien, todo lleva su tiempo y se está haciendo mucho. Por lo menos en el principal reclamo turístico y religioso, el mejor embajador de la capital, la Pulchra Leonina , la cual, según su administrador, Mario González, «atraviesa el período de obras más intenso desde el siglo XIX». Un recorrido por las partes altas de nuestra Catedral así lo confirma. Los expertos de las empresas Esoca y CPA trabajan intensa y concienzudamente, algunos casi suspendidos a gran altura sobre el suelo, en altos andamios. Unos limpian el polvo acumulado durante siglos en la intrincada red de muros, cornisas, pasillos y elementos ornamentales; otros reparan o sustituyen las piedras dañadas; y muy cerca, en dependencias del Seminario, un grupo de vitralistas restaura las vidrieras que han hecho famosa a esta catedral en el mundo entero. Mario González, administrador o fabriquero , que se decía antes, del templo, informa sobre el estado actual de unas labores «muy delicadas, que llevan mucho tiempo -aclara-, pero que van cumpliendo los plazos previstos». En este momento, confirmó, se están colocando los andamios para restaurar un contrafuerte de la zona norte; en esa misma parte se va a restaurar todos los pináculos y la crestería, «una serie de obras adjudicadas con carácter de emergencia», afirma, y que están siendo ejecutadas por la empresa CPA. La fachada de la capilla de la Virgen del Camino también va a ser remozada, y por ese motivo ahora mismo aparece cubierta de andamios en su parte exterior (junto a los cubos de la muralla). El plazo de ejecución de estas labores es de un año. Muros y vitrales Las obras citadas se unen a las que ya venían efectuándose en la Pulchra , concretamente la gran restauración de la piedra de todo el triforio que realiza, con 90.000 euros, la empresa Esoca; y la conocida rehabilitación de las vidrieras de ese mismo espacio catedralicio -a cargo también de la citada empresa leonesa- gracias al acuerdo entre Caja España, Junta y Cabildo de comprometer un millón doscientos mil euros hasta el 2009 para limpiar y recomponer 1.400 metros cuadrados de vitrales. Pero además de los técnicos y artesanos de las dos empresas mencionadas, miembros de la brigada de obras del Ayuntamiento de León echan una valiosa mano al limpiar de broza, excrementos de animales, arena y barro las decenas de bajantes, canales, canalones y desagües con los que cuenta el templo. Técnicas de reparación En el apartado de la piedra, tanto de los muros como los múltiples elementos ornamentales existentes en torres, pináculos, cornisas y crestería, los expertos se encuentran habitualmente, además de con suciedad, con fisuras, desprendimientos, partes erosionadas, etc. González comenta que personal especializado se encarga de «limpiarla bien y sellar las grietas que tengan con un producto específico». En caso de que el material esté tan deteriorado que esa operación resulte imposible, «se coloca piedra nueva». Todo esto ante la atenta mirada de unas gárgolas que lucen un curioso «vestido» de malla para evitar desprendimientos como los de noviembre del 2006. Desprendimientos que, por cierto, fueron precedidos, un día antes, por una caída de piedras, dice González.