Actriz
«Las grandes producciones me aburren profundamente»
La actriz vive un gran momento desde que protagonizó «El laberinto del fauno» y ahora participa en una de las dos películas españolas que compiten en San Sebastián, «Siete mesas (de billar francés)»
Maribel Verdú no olvidará fácilmente el año de su «redescubrimiento» . Pero el buen momento profesional que vive desde que hizo la taquillera y oscarizada El laberinto del fauno no ha cambiado su personalidad. Espontánea, alegre e hiperactiva, la actriz madrileña vive todo lo que le está pasando «con emoción, calma y humildad» porqu e durant e más de dos años conoció la otra cara de la moneda, recuerda. Recién llegada de México, país que le ha reconocido con el «Goya azteca», el Ariel, a Verdú le queda un 2007 de lo más ajetreado porque estrenará tres películas y pisará la alfombra roja de los Festivales de Venecia y San Sebastián. Al primero va con la cinta mexicana La zona , que se exhibirá en una de las secciones paralelas, mientras que en el certamen vasco está en competición con Siete mesas (de billar francés) , la quinta película de la directora y guionista Gracia Querejeta. -Le pasó con «El laberinto» y también con «Siete mesas». No se habían presentado al público y no decía más que maravillas de estos trabajos. - Sí, con la dos tuve la misma sensación porque las dos historias eran muy buenas. El rodaje con Gracia ha sido increíble. Me levantaba feliz por ir a trabajar, algo que es muy difícil que ocurra. ¡Y fue así todos los días!. Es que Gracia y toda la gente que le rodea crea un ambiente que hace que estés como en familia. -Es su primer papel protagonista sin un actor al lado. -Sí, por primera vez no comparto protagonismo con un chico, pero tengo un mano a mano con Blanca Portillo... He tenido muy buenos directores y compañeros, pero, si puedo elegir, prefiero trabajar con mujeres. Mi relación con Gracia y Blanca traspasa lo cinematográfico, somos tres amigas que se llaman, que quedan para comer...La película es maravillosa, pero me quedo con lo que ha nacido entre nosotras. -Usted tenía muchas ganas de recibir órdenes de Gracia Querejeta. -Que Gracia te llame es un seguro de que vas a hacer algo bueno. Mi personaje, Angela -una mujer que tiene volver a Madrid porque su padre, un gran billarista y dueño de unos billares, muere, y ella decide reabrir el negocio- me tocó, hay cosas de ellas que me han pasado a mí. Es un papel muy mío, el más cercano de todos los que he hecho. Hay escenas en las que he sentido que me desnudaba. -Se mete en el papel de una mujer que, sola o acompañada, siempre tira hacia delante. -Blanca y yo somos como dos vaqueros. Son personajes fuertes, nada les afecta, siempre tienen una sonrisa en la cara y afrontan la vida con una gran dignidad. Pero el día que no pueden más, pues te das cuenta que también lloran. -«Siete mesas» aspira a la Concha de Oro. -Fuimos a concurso con 27 horas y F rontera Sur con la que nos dieron unos palos... También estuvimos en Zabaltegi con Y tu mamá también y fue alucinante. No me planteo nada. Si el filme gusta, un festival puede ser maravilloso, un trampolín, pero también puede ser un infierno. Estoy muy tranquila porque la película de Gracia es alucinante, tiene ese rollo independiente en la línea de Ken Loach. -La otra cinta española que también va a concurso es una historia de mujeres, «Mataharis», de Iciar Bollain. -Me parece una casualidad maravillosa. -Con México tiene una relación muy especial. -Sí, pero no me siento maltratada por el cine español. Tengo muchos premios y homenajes de mi país.