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EL INVENTO DEL MALIGNO | Entrevista | Sally Field |

Madrugadas «En los rodajes de la serie también ejerzo de matriarca»

Publicado por
BOQUERINI ANGÉLICA MARTÍNEZ - los ángeles
León

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SI EN ESTAS BOCHORNOSAS noches veraniegas, propicias al desvelo, a alguno de ustedes se les ha ocurrido encender la televisión pensando que con la teletienda o con las enésimas reemisiones de los programas del día podrían volver a coger el sueño, se habrán quedado perplejos. De las madrugadas de nuestras cadenas han desaparecido las tiendas televisivas en las que, por un módico precio y en cómodos plazos te vendían desde una colección de 24 cuchillos de cocina hasta las estimulantes babas de caracol. Ahora, a las 2, a las 3 o a las 4 de la madrugada, hay concursos realizados en riguroso directo: Adivina quién gana esta noche (Antena 3), Llámame (Cuatro), Noche de suerte (Telecinco), Juega con La Sexta (La Sexta), todos compitiendo entre sí. Si hoy una característica común en todos ellos es que son extremadamente cutres y que los espectadores participan jugando por teléfono. En todos ellos hay un gran panel y, como en una sopa de letras o un pasatiempo similar, el espectador debe buscar palabras ocultas, mensajes cifrados o dibujos. Los presentadores, castigados a ponerse ante una cámara a esas horas en que la audiencia está en números rojos, tienen pocas tablas, aunque ponen mucho entusiasmo. Todos deben soñar con hacer méritos y que las cadenas les asciendan a un concurso estelar, de los que van por las tardes. Pero tratándose de concursos, sin duda se preguntarán ustedes por los premios. Pues no están mal. Son en metálico y en algún caso han llegado hasta los 9.000 euros. ¿Dónde está entonces el truco de un tipo de programas que abundan en las cadenas locales, pero sin categoría para ocupar horas en las nacionales? Es cierto, nadie da euros a cincuenta céntimos, y aquí hay truco. La trampa está en el teléfono. No vayan a pensar que llaman a un número gratuito que la cadena pone gentilmente a disposición de sus espectadores. Son números de pago, y de los más caros, de los que cobran por segundos, de los que empiezan por 905. Y claro, el concursante que llama se eterniza esperando salir a antena. El gancho es fácil, la respuesta sencilla, cualquier espectador desde su casa la sabe en cuanto ve el panel un par de veces. Si llamas no tienes dificultad en que te cojan el teléfono, pero hasta salir a antena, si logras salir, pasan minutos y más minutos. Ahí está la habilidad de estos presentadores haciendo méritos para ascender. Tienen que llenarse de palabrería, de tópicos, hablando de lo fáciles que son las respuestas, que llamen y llamen sin parar, pero sin dejar que las llamadas salgan a antena, para que el ingenuo concursante consuma minutos y minutos, y colabore al beneficio económico de la cadena. Las televisiones han descubierto que hacer un programa en directo a unas horas en que nadie ve la televisión, con los gastos que ello conlleva, desde los presentadores, guionistas, maquillajes a mantener abierto un plató, es mucho más rentable que poner la teletienda, con anuncios baratos y de escasa repercusión. Y además, estos concursos cuentan como producción propia, que no es moco de pavo en los porcentajes de programas realizados por las propias cadenas a las que están obligados por ley todos nuestros canales. Y como todo lo malo se reproduce, ahora este tipo de concursos telefónicos también se repiten a primeras horas de la mañana. Sally Field suele contar que, cuando nació, el médico le dijo a su madre: «Enhorabuena, ha tenido una actriz». Lo hace con orgullo, para recalcar que lleva la interpretación en las venas. Ganadora de dos Oscar, triunfa ahora en televisión con la serie Cinco hermanos, donde comparte protagonismo con Calista Flockhart (Ally McBeal) y Rachel Griffith (A dos metros bajo tierra). -Le ofrecieron trabajar en series de televisión y siempre se negó. ¿Por qué cambió de opinión con «Cinco hermanos»? -Porque el guión es de Robin Bitz y he sido fan de sus obras de teatro desde hace tiempo. También me interesó trabajar con un grupo de actores sensacionales. Es algo que no te proponen con frecuencia. -¿Cree que hoy en día hay mejores papeles femeninos en la televisión que en el cine? -No necesariamente. Ambos medios son muy difíciles para las mujeres. La televisión, hoy por hoy, es más interesante que el cine porque los personajes que se escriben son más complejos. Para las que no somos ni jóvenes ni tenemos una belleza deslumbrante, encontrar trabajo ya es difícil; si además buscamos algo interesante, es casi imposible. -A su personaje en la serie nadie se atreve a llevarle la contraria, ¿cómo lo describiría? -Lo mejor de ella es que ama profundamente a sus hijos, pero es tremendamente complicada. Comete muchísimos errores, pero nunca lo ve hasta que se encuentra con el agua al cuello y tiene que pedir ayuda. -Hay quien asegura que en el rodaje de usted ejerce de madre de todos ellos. ¿Es cierto? -Sí, creo que lo hago porque me dejan serlo mujeres tan maravillosas como Rachel Griffith o Calista Flockhart. En los rodajes ellas se sientan en una esquina a leer revistas y yo ejerzo de matriarca. -¿Es usted mandona por naturaleza? -No me considero mandona. Pero, como mi personaje en «Cinco hermanos», tengo un carácter fuerte; cierta intensidad en mi personalidad. HASTA AQUÍ no borrar

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