Ficción «Al público le gusta la calidad y la agradece»

MUCHOS de ustedes considerarán como hitos en la historia de la televisión en España la boda de Balduino y Fabiola, la llegada del hombre a la Luna, la muerte de Franco o algún inolvidable partido de la selección de fútbol. Sin embargo, el gran hito de la televisión ocurrió el 23 de diciembre de 1997, ¿Qué ocurrió aquel día? Nada menos que 11 millones de espectadores, 6 de cada 10 de los que en ese momento estaban viendo la televisión, asistían expectantes a la boda más esperada desde mucho tiempo atrás: la del doctor Nacho Martín con su cuñada Alicia. Seguro que ya se acuerdan: fue el episodio más visto de Médico de familia , serie que revolucionó el concepto de ficción televisiva en nuestro país. Viene esto a cuento para reivindicar, al hilo de un excelente libro que se acaba de editar, ( De los Serrano a Cuéntame. Cómo se crean las series de televisión en España ), la labor de los guionistas, sus auténticos artífices. Si en el mundo de la televisión, lo que no se compra de otros países (series y películas) se copia o se adapta sin el menor recato, sean concursos o reality shows , los creadores de tantas series nacionales ( Aída , Aquí no hay quién viva . Cuéntame como pasó , El comisario , Los hombres de Paco , Los Serrano , Hospital Central y tantas otras) están demostrando, muchas veces pese a la labor entorpecedora de los directivos y programadores de las cadenas, que se puede competir con dignidad y superar en audiencia a los productos más famosos procedentes de Estados Unidos. Y además son series que se exportan a Europa e Iberoamérica. Históricamente la primera serie de producción nacional se atribuye a Érase una vez , escrita y dirigida por Jaime de Armiñán allá por 1958. Desde entonces ha habido series buenas, malas y regulares, pero las mejores han superado la creatividad foránea y permanecen en el recuerdo: Historias para no dormir (1966, de Narciso Ibañez Serrador), Crónicas de un pueblo (1971), Verano azu ' (1981) o Farmacia de guardia (1991), la primera en estar producida por una cadena privada, las tres de Antonio Mercero. Actualmente no hay un único guionista, sino equipos de tres o cuatro personas cada uno que dan mil vueltas a cada guión hasta encontrar su encaje perfecto. No lo tienen fácil. El fracaso de una serie no suele depender de un mal guión, sino de la franja horaria en que la coloquen los programadores y de la competencia que tengan en ese horario con otros canales. La nueva temporada va a traer nuevas series.: Cuestión de sexo , Libertadores , Desaparecida , Hermanos y detectives , Quart , Herederos , La familia Mata . Tendrán que convivir con las ya veteranas Hospital central , Cuéntame , El comisario Los hombres de Paco o Aida . Conviene tener en cuenta que detrás de todas ellas hay un esfuerzo creativo muchas veces no suficientemente valorado. Blanca Oteyza encarna en C.L.A no somos ángeles (Antena 3) el perfil de una mujer profesional, Mercedes Castro, que tiene que sacar tiempo en su actividad como directora de un hospital para estar pendiente de sus hijos. En cierta medida, un papel parecido al de su vida. Esta actriz española, casada con el actor argentino Miguel Ángel Solá y madre de dos hijas, se marchó a Estados Unidos en busca de nuevos cauces para la interpretación y posteriormente recaló en Argentina. Ha triunfado en el teatro con El diario de Adán y Eva , versión de la obra de Mark Twain que representó junto a su marido. Ahora, combina el nuevo papel televisivo con las representaciones de E l perro del hortelano , adaptación del clásico de Lope de Vega dirigido por el director de la Royal Sheakespeare Company, Laurence Boswell, en gira por España. -Una nueva serie de hospitales en televisión. ¿No son ya muchas? -Esa es la pregunta del millón. Es una apuesta distinta en horario de tarde. Creo que hay público para la serie porque hay quien no quiere ver un culebrón después de comer, ni programas de corazón. -¿En qué es diferente a otras series del género? -Desde la luz, los colores, la música, que toma mucho cuerpo. Los guiones... Es muy diferente. No es cuestión de presupuesto sino de estilo. -A su personaje no le faltan complicaciones. Se lleva mal con el marido, se queda viuda con dos hijos... -Soy la típica mujer luchadora, muy profesional. Y muy sola. Su trabajo es su vida, además de sus hijos. Tiene buena relación con todo el personal que trabaja en la clínica, y no es la típica administrativa calculadora. No se queda al margen de los problemas de una forma humana en un hospital que es privado. Es un personaje muy agradecido porque es buena persona, profesional y madre. Refleja la situación de muchas mujeres de hoy, con responsabilidades familiares y profesionales . - Mujeres que se exigen mucho en lo personal y profesional... -Todo el cambio de la mujer ha sido a mejor. Quizá somos la generación que está pagando ese proceso, pero con el tiempo se encontrará un nivel más justo, sin que se llegue a la exigencia de ser la supermadre y la superprofesional y que se caiga todo. Estamos en la época más difícil, en la que se nos exige demostrar nuestra valía durante las 24 horas. Las nuevas generaciones tendrán más relax porque la batalla estará más ganada. Sin apalancarse -Si una serie va bien de audiencia todos los implicados se benefician de esa estabilidad. Pero también hay títulos que se caen, como pasó con A tortas con la vida.... -Seguridad para un actor no hay nunca. En este momento, tampoco soy de las que le gustaría apalancarse con una serie cuatro años. Cuando me proponen un trabajo, por supuesto quieres que salga lo mejor posible; quieres que a la gente le guste. Pero no estás pensado en la seguridad. Esta profesión es de mucho movimiento y mucha inseguridad. Claro, que yo he tenido mucha suerte y soy una privilegiada. -¿A qué se debe que haya series de buena factura que no tienen éxito? -No soy productora, pero cuando tienes un proyecto bueno, cuando lo apoyas, le das publicidad y le concedes tiempo, la gente termina respondiendo. Al público le gusta la calidad y la agradece. Pero hay que dar tiempo a las series para que el espectador se acostumbre. no borrar HASTA AQUÍ