Diario de León

| Entrevista | Néstor Sanmiguel |

«He querido que mi exposición fuera una aventura de vivir»

Hoy es el último día para admirar la exposición de Néstor Sanmiguel en el Musac, «El segundo nombre de las cosas», una muestra en la que la belleza se conjuga con el caos

Imagen del artista Néstor Sanmiguel

Imagen del artista Néstor Sanmiguel

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Luis Santullano - león
León

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Durante cuatro meses, las «adivinanzas» artísticas de Néstoar Sanmiguel han llenado de vida los lienzos de piedra del Musac en una colección en la que la frontera entre pintura y narrativa, según el creador, se hace indisoluble. Hoy es el último día para visitar la exhibición antes de que el Musac cierre sus puertas para preparar la próxima muestra, Existencias, que se inaugurará el día 21. -¿Qué ha sido? ¿Cómo calificaría «El segundo nombre de las cosas»? -Una colección de pinturas de sentimientos, emociones, historias, trozas de almas, consecuencia de un trabajo de pura depredación. Desde otro punto de vista, una exaltación de los oficios de pintar, propios y tangentes, del trabajo manual, de los procesos químicos, de las matemáticas, de las narrativas que se ocultan y de las que se generan nuevas. La evidencia del tiempo real de vida propia que pasa a formar parte del proceso pictórico. He querido que fuera una aventura de vivir y de ver vivir, es decir, belleza. -En su obra, capas de información superpuestas actúan a modo de veladuras, donde se muestran y ocultan, de manera simultánea, una sucesión de relatos pictóricos ¿Qué papel juegan la superposición, y el color en tu obra? -Los sucesos no ocurren aisladamente. Cada suceso ocurre al mismo tiempo que otros muchos, se superponen, se yuxtaponen, reciben los ecos de otros. Son protagonistas o hasta les cambia el nombre al pasar a otros planos durante esa especie de presente estirado que necesito para realizar cada trabajo. Por ello, los bocetos, el fraseo previo, las marcas del proceso de fabricación, el acecho, los errores y hasta la limpieza de las herramientas, todo queda atrapado como pintura. Hay cientos de bits en cada trabajo, aparentemente extraños a la narrativa dominante, pero es precisamente esa ajenidad la que construye el diferencial de la cosa. Y son veladuras aunque su aparición dependa del proceso contrario, de la utilización o no, o de los productos químicos aplicado durante o al final del proceso. Dejo a mi voluntad el que los secretos sean desvelados. Y con respecto a los otros componentes de la pintura: color, texturas, estructuras, ritmos, composición, formato, materiales, herramientas¿pongo y uso los que las cosas piden. Se sabe lo que hay que hacer en cada momento porque ves y sientes lo que está sucediendo, y lo haces. - En «El segundo nombre de las cosas» hemos visto «Las Emociones Barrocas» una serie de 73 paneles de 76 x 106 cm realizados entre los años 1997 y 2005 que recientemente ha pasado a formar parte de la colección del Museo. ¿Podrías hablarnos de esta obra y su significado? -La colección arranca con la idea de archivo para uso propio y conforme va pasando el tiempo y el número de láminas, va cambiando su finalidad, su definición. Ya con el primer cartón seace patente la imposibilidad del archivo. Las formas allí guardadas comienzan a generar historias, incansables, desesperadas. Así que convierto cada superficie en territorio de encuentros azarosos, y durante todo 1997, urgentes. Por las cosas y por mí. Pintura y narrativa se hacen indisolubles, y la certeza de haber atravesado una frontera sin vuelta atrás. Tuvieron que pasar un par de años hasta comenzar a saber lo que había sucedido. Entre tanto, las láminas quedaron celosamente guardadas en una caja de madera pintada de azul y donde cada x tiempo, añadía láminas nuevas. En 2003 toman nombre genérico definitivo y en 2005 pienso que es momento de poner punto final. Está claro que las emociones son barrocas y que son el relato de un viaje que me perturbó profundamente, y algo más. -¿Podría explicarme el proceso de creación que llevas a cabo desde la idea hasta que finalizas la obra? -Normalmente estás en una dinámica de trabajo permanente, haciendo, preparando material, almacenando. Todos, todos los días. los distintos procesos van mostrando sus posibilidades. Luego están las cosas de la vida, la ciudad, los medios. Sólo hay que alargar la mano. Los códigos de prioridades que utilizas en cada momento te hacen almacenar unas cosas, escoger otras. O el azar te lleva y te dejas arrastrar. Así que siempre hay obra en marcha. Ahora mismo, por ejemplo, estoy terminando una colección de pequeñas pinturas que titulo genéricamente Fábrica de Agua , ampliando o continuando con El nombre de las cosas , presente en esta exposición. Para realizar otra de las piezas, El descenso del buscador de perlas , también presente en esta exposición, agoté todo el papel tratado para ser base de trabajo. Esta semana anterior al comienzo del montaje, he tenido que preparar material nuevo, 215 bases concretamente, todas ellas con varias capas de información, predispuestas a hacerse visibles en cuanto comience el trabajo. Sobre estás bases preparadas sólo sé que pretendo hacer una obra fragmentada en la línea con El descenso y Pollock 1943 . La casualidad ha hecho que al bajar al mercado a comprar bebidas, tenían expuestas unas botellas de brandy con las que regalaban un juego de dominó y el catálogo de un amigo vasco recibido a la par, me han traído a la memoria las líneas de detritus que deja la bajamar en La Concha. Con estos elementos, las fichas de dominó y las huellas de la bajamar, pienso comenzar esta pintura nueva. Luego vendrán los tratamientos químicos que correspondan y la explicitación de la narrativa generada. Pero la pintura no acaba aquí: la instalación azarosa de las tablas, va construyendo pinturas distintas en cada lugar. - En los 90 inició una intensa trayectoria individual que reivindica la práctica pictórica como aactividad cercana a una suerte de restauración sentimental, el título de sus primeras series de trabajos, ¿cuál el significado de este concepto en tu obra? -Lo que su nombre indica. No es una metáfora. Te pasas la vida construyendo barreras de todo tipo y en un momento determinado te das cuenta que has hecho tantas que prácticamente te has quedado sin sentimientos. Poco o nada te emociona a pesar de estar llenito llenito de heridas. Suenan las alarmas e intuyes que hay que hacer algo urgentemente. Con respecto al trabajo signficó como un volver a empezar, sin prisas, con mucho silencio, alejado del espectáculo, reconstruyendo un trozo de alma por aquí, otro por allá. Tenía que averiguar qué eran las formas madre, cómo interactuaban, cómo generaban formas más complejas, cómo nacían las historias, qué contenían. Si no averiguaba personalmente todo esto y otras muchas más incógnitas, sospechaba que no merecía llamarme artista, pintor, ni nada. Lugar: Musac Horario: De 10.00 a 15.00 y de 16.00 a 21.00. Visitas guiadas cada hora. Entrada: libre y gratuita.

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