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EL INVENTO DEL MALIGNO | Con detalle |

Visitantes Antena 3 apuesta por el humor más gamberro con «La familia mata»

Dani Guzmán y Elena Ballesteros protanizan esta comedia que se estrena el lunes en horario estelar

Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA Alicia Hernández - madrid
León

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TVE-1 estrenaba este fin de semana un programa. ¿Un informativo de campanillas? No. ¿Un buen espacio documental de divulgación? Tampoco. ¿Un programa de servicio público en cualquiera de sus posibles variantes? Nanai. Era un programa de humor. Otra vez. El nuevo invento se llama Por fin has llegado , lo produce El Terrat (la factoría de Buenafuente, Corbacho y demás cofradía) y es un espectáculo que consiste en someter a artistas y/o humoristas famosos a una prueba de improvisación con su escenario, su «atrezzo» y su canesú. Ellos, los invitados, son los que justifican el título: Por fin has llegado . Para presentar el nuevo programa se ha escogido a Josema Yuste, ex Martes y Trece. Los primeros invitados han sido, por ejemplo, Alexis Valdés, Loles León, Llum Barrera Cada cual hizo su propio gag , en general con gracia y, a veces, con auténtico ingenio. Después, un juez evalúa la actuación, normalmente con elogio. Teóricamente, esto debería funcionar: buenos actores, nombres famosos, mucha risa. Pues bien: fue un fracaso estrepitoso; tuvo un 11,2% de cuota, que equivale a poco más de millón y medio de espectadores. Para un estreno en el prime time de TVE-1, una calamidad. Es difícil saber dónde está el «agujero» de este programa. Josema Yuste (el corrector de Word se empeña en llamarlo «Josefa»: pruebe usted a escribirlo en su ordenador y ya verá; estoy por mantenerlo así, «Josefa», porque la cosa no deja de parecer un chiste de Martes y Trece), Yuste, digo, es un humorista grato, de presencia amable, vis cómica eficiente y además, sin duda, talentoso, pero tocó el cielo de la fama con su célebre dúo y desde entonces no ha parado de descender. Los artistas invitados también eran famosos y solventes, pero ya se vio que, con pocas excepciones, se sienten más cómodos con un guión que improvisando. Por otro lado, la noche del viernes es un territorio muy árido, de gran competencia: en Telecinco está El comisario , que es una serie muy atractiva; en Antena 3 está Cantizano, que se beneficia de la mentalidad «cautiva» del público del «corazón»; además la otra noche estaba, en La Sexta, el baloncesto. Se explica el batacazo de esto nuevo de TVE. Pero lo que no se explica -o sí, que nos lo expliquen- es que el primer canal público del país siga gastándose el dinero (público) en productos de puro entretenimiento. Y esta vez ni siquiera pueden argüir que es para ganar audiencia. «Por fin has llegado», dice el público a este programa de rostros famosos del humor. Y una vez visto que el invitado ha llegado ya, el público, quizás con alivio, sale de casa, cierra la puerta y deja al humorista allí solo, dentro de la pantalla, riéndose consigo mismo. Pero qué pena, ¿no? Las familias ya no son lo que eran. Se acabó la madre amantísima, el cabeza de familia triunfador y los hijos obedientes. Ahora los jóvenes son mileuristas , el padre se enreda en negocios imposibles y es el abuelo el que se encarga del cuidado de la prole . Este es el retrato de La familia mata , la nueva serie que aterriza en Antena 3 este lunes y que promete romper con todos los tópicos amables, para acercarse de un modo «gamberro, irreverente y políticamente incorrecto» a la realidad de los españoles. «En esta familia hay el mismo amor que entre Homer y Bart Simpson», explican los responsables de contenidos de la cadena privada, «se necesitan y se quieren, pero la convivencia es insufrible». Y es que son muchos los elementos de roce. La serie arranca cuando Pablo (Dani Guzmán) y Susana (Elena Ballesteros) deciden irse a vivir juntos y formalizar su relación. Pero un pequeño problema se lo impide: el padre de Susana (Antonio Dechent) ha invertido por su cuenta el dinero que la pareja tenía para la entrada del piso. ¿Solución? Irse todos a vivir juntos a la casa familiar que, por otro lado, es del abuelo Alfre (Pako Sagarzazu). Pablo se verá forzado a mantener el tipo en todo momento en un ambiente que le es hostil. La madre de Susana (Chiqui Fernández), una señora de apariencia encantadora pero que manipula a todos a su antojo, le hace la vida imposible. La amargada tía solterona, Mónica, también vive en casa. Este personaje interpretado por la hilarante Anabel Alonso pasará de la euforia a la depresión más galopante en cuestión de segundos. Entre tanto, se dedicará a seducir al novio de su sobrina. «Con este panorama no dejo de tomar valeriana y me salen 'tics' en el ojo y en la boca», declara un divertido Dani Guzmán. Pero eso no es todo. «Encima en mi habitación, un cuchitril que más parece un almacén, no hay cerrojo y todo el mundo entra y sale cuando quiere». Un caos que pone al pobre Pablo de los nervios. Junto a la trama central de la supervivencia de la parejita, que demostrarán que su amor lo puede todo, aparecen otras situaciones no menos divertidas. El padre es, según Dechent, «un tiburón de las finanzas que no tiene donde caerse muerto» que cada semana monta un negocio distinto pensando que va a ser el pelotazo definitivo. La tía Mónica buscará pareja hasta la desesperación tras haberlo intentado todo: chats, agencias matrimoniales, ONGs y hasta limpiar petróleo en el Prestige . Además de la casa familiar, el espectador verá como se desenvuelven los personajes en Armasa, Import & Export , el negocio ruinoso de la familia que «intenta»> llevar adelante Marcos, «el inútil hermano mayor de Susana», subraya Iván Massagué, quien da vida a este personaje. El centro cívico del barrio será otro escenario. Allí trabaja Susana junto con su amiga Laura -interpretada por Vicky Martín Berrocal-. Una mujer de rompe y rasga, desencantada de los hombres, con las ideas muy claras y que no ven tan claro el noviazgo de su amiga con Pablo. Sin edulcorantes «Aquí nos centramos en el peor lado de todos, que es el más divertido», bromea la actriz Anabel Alonso. Y es que, aunque todos tienen su lado humano no se hace mucha gala de él. En medio de tanto caos, los únicos que parecen cuerdos son Raquel (Lucía González) y Roberto (Juan Silveira), los hijos de Marcos. Porque de esta locura colectiva no se libra ni el abuelo, que a sus 79 años ha perdido el pudor y la vergüenza y hace y dice lo que le viene en gana. «Buscábamos una comedia familiar lo más abierta y cercana posible», apuntan los responsables de ficción de Antena 3, «por lo que hemos decidido contar la verdad de las familias».