Mejor que el mejor espía

El georradar es mejor que el mejor espía. Pero no se emplea únicamente para buscar restos arqueológicos. Tiene innumerables usos: desde militares -para la localización de búnkers o zulos-, a vitivinícolas; porque el georradar permite detectar humedades en el subsuelo con el fin de equilibrar la calidad de un viñedo. También se utiliza para seguridad en las pistas de los aeropuertos; y en el sector de la construcción, para detectar zonas huecas. Igualmente, se ha empleado para el estudio termodinámico de los glaciares. También es conocido su empleo en la localización de enterramientos. Se ha empleado en varias ocasiones para buscar los restos de represaliados del régimen franquista, fusilados en cunetas y arrojados a fosas comunes difíciles de rastrear de otra forma. En el terreno de la arqueología, sin duda se convertirá en el futuro en una herramienta de trabajo imprescindible; especialmente en aquellos casos en los que, por tratarse de un monumento, sea imposible llevar a cabo excavaciones.