El expolio de la Biblioteca Nacional
CON EL MISMO interés que su Diario hemos venido siguiendo los anuncios de la subasta de Paulus Swaen, actualmente en curso por Internet (www.swaen.com) iniciada el 29 de septiembre y hasta el 9 de octubre, en la que supuestamente se incluían unos mapamundis de la Cosmografía de Ptolomeo, impresa en Ulm en 1482 en lote valorado en 64.500 dólares. En efecto, los mapamundis sustraídos de la Biblioteca Nacional pertenecen a dicha obra, y a esa misma edición incunable, por lo que procedimos de inmediato a alertar a la Unidad del Patrimonio de la Guardia Civil que adelanta las investigaciones de este incalificable hurto. Sin embargo, se trataba de una confusión en el tiempo ya que, en efecto, fue el pasado 21 de mayo cuando Swaen subastó una lámina de estas características que fue entonces adjudicada en 57.600 dólares. Por cierto, el cotejo de la imagen del mapamundi vendido en esa fecha, que aún puede consultarse en la web de la casa de subastas, arroja claras diferencias de coloración con las imágenes que poseemos de las páginas mutiladas de nuestro ejemplar, lo que hace pensar que no se trata de la misma si bien sólo un cotejo visual de los originales de ambas podría confirmarlo. Conviene sin embargo recordar que son varios los ejemplares de esta edición que se conservan en distintas grandes bibliotecas de todo el mundo y que tampoco puede descartarse que otros ejemplares continúen hasta ahora en colecciones particulares y sean sacados a subasta dado que otras láminas sueltas de mapamundis de Ptolomeo han aparecido con anterioridad en el mercado. Estas y muchas otras cuestiones están siendo investigadas por la Unidad competente de la Guardia Civil en total sintonía con la Biblioteca Nacional. Los trabajos adelantados se hallan bajo el secreto de la investigación por lo que no deja de sorprenderme que el señor Nepomuceno pueda titular sin ambages «vendido el mapamundi de Ptolomeo robado en la Biblioteca Nacional» en su artículo del 2 de octubre. Si Nepomuceno conoce a título personal algun detalle que pudiera ser de interés para precisar este aspecto de la investigación, debería ponerse en contacto con la Unidad de Patrimonio de la Guardia Civil. Lo contrario es jugar a Sherlock Holmes y promover injustificadamente la alarma pública, tan sensibilizada en relación con el expolio del que ha sido objeto la Biblioteca Nacional.