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EL INVENTO DEL MALIGNO | Entrevista | Patricia Conde |

Mili «La felicidad y la vanidad son incompatibles»

Ha cumplido cien emisiones con «Sé lo que hicisteis...» en La Sexta

Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA Mercedes Rodríguez - madrid
León

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Es muy desagradable que haya programas sensacionalistas; es más desagradable aún que otros disfracen el sensacionalismo con ropajes de seriedad. Este último es el caso de La Noria , el programa de sábado noche de Telecinco, que alterna -cuando no mezcla- contenidos presentables con otros que son de vergüenza ajena. Como la mezcla es permanente y continua, hay que pensar que forma parte del propio concepto del programa. La otra noche tuvimos un buen ejemplo con el tratamiento que dio a uno de sus argumentos centrales: un reportaje-denuncia-debate sobre la pobre calidad del ejército español. A La Noria parece inquietarle mucho que se plantee el eventual retorno del servicio militar obligatorio. Y para atar esa mosca por el rabo, dedicó largos minutos a explicarnos que nuestras fuerzas armadas son un desastre porque están pobladas por retrasados mentales, dado que nadie más quiere ser soldado. Lo que hace profundamente bobo ese discurso es su carácter circular. Veamos: a) Como el ejército español tiene problemas para reclutar nuevos soldados, hay quien plantea el retorno del servicio militar obligatorio; b) El ejército tiene muy mala imagen y no ha sido capaz de «convencer a la juventud» (sic); c) El ejército es un lugar terrible lleno de subnormales, donde se enseña a manejar armas a gente muy bruta y donde se abusa de las mujeres. ¿Y con un discurso de este tipo se sorprenden en La Noria de que el ejército tenga problemas para reclutar nuevos soldados? ¿Cómo no va a tenerlos, si la imagen que el propio programa da del ejército es absolutamente abominable? Nadie que haya visto La Noria podrá tener el menor interés en vestir uniforme. Si el ejército español padece tal penuria, es precisamente por la persistencia de ese discurso primario y hostil de anti-militarismo. Y a todo esto, ¿es verdad ese pliego de acusaciones, lo del abuso de mujeres y la insuficiencia mental de los soldados? El programa aportó dos pruebas que, en condiciones normales, deberían valerle alguna querella: la primera prueba, un caso -uno- de una chica que dice haber sufrido abusos, y que el programa generaliza de manera implícita; la segunda prueba, una entrevista con cámara oculta a un muchacho cuyo rostro no vemos y que informa a la reportera de que a las pruebas de acceso se presenta «mucho gilipollas». A partir de ahí nos ofrecieron un «debate» con opiniones tan autorizadas como las de Jimmy Jiménez Arnau y Milá Jiménez de Cisneros. Naturalmente, cada cual puede tener su opinión sobre la calidad del ejército español. Pero da bastante grima ver a esta barahúnda de vividores bailando sobre las tumbas de soldados como los que hace pocos días estallaban en Afganistán, ¿no? Patricia Conde se ha orientado profesionalmente hacia la comedia. Y no le ha ido mal. Esta vallisoletana de 28 años fue modelo, se presentó al certamen de Miss España como Miss Palencia pero ha demostrado ser algo más que un rostro bonito. De reportera de El informal saltó la interpretación a través del humor, con el montaje teatral 5 mujeres.com o El club de la comedia . El triunfo más rotundo le ha llegado con el programa revelación de La Sexta Se lo que hicisteis... , que ha superado las cien emisiones y saltó de espacio semanal a diario. No le ha mareado la popularidad, tiene sus objetivos claros y asegura que desea casarse un día, disfrutar del marido y los hijos. «Una vida muy normal», recalca a lo largo de la charla. -Da la impresión de que en el programa se lo pasan bien, se divierte mucho con su compañero, Ángel Martín. -Desde que me están maquillando me lo paso bien. Yo procuro reírme todos los días de mi vida. Es la mejor terapia. -¿Se ríe mucho? -Yo soy muy tímida y muy reservada, bastante seria con mi trabajo. Ya sé que suena raro haciendo comedia, pero tengo mucho respeto al humor. Yo me río de las situaciones que me ocurren a mí en la vida, jamás del vecino. Una risa muy sana y muy normal. -¿La televisión hay que tomársela a broma? -No hay que tomarse nada a broma. Hay momentos para todo en la vida, para reír y para llorar. Se puede hacer una crítica constructiva y divertida, pero al medio hay que tenerle mucho respeto. Tengo sentido del humor, si no lo tuviera haciendo el trabajo que hago estaría trastornada. -¿Qué programas le llaman más la atención? -Algunas cosas de lo poquito que veo, como La hora Chanante , Padre de familia, Prision Break; Friends me encanta y tengo la colección de todas las temporadas. Y las series que están bien hechas en diferentes cadenas. Me encanta que haya ficción, y cuanta más mejor porque al fin y al cabo es lo que hacemos nosotros. -¿Y qué le causa rechazo en el medio? -Simplemente me parece un pérdida de tiempo el hecho de estar frente a la tele sin que te entretenga nada. Pero no es rechazo. -¿Presentaría un programa rosa? -Es que soy actriz, no presentadora. Ahora hago un papel dentro de un programa. En realidad lo que hacemos es la parodia de un programa, que no deja de ser ficción. Pero, en cualquier caso, no me llaman la atención los programas a los que se refiere. -Choca que actores y presentadores populares sean grandes tímidos, como usted. -Es así. Haces tu trabajo como otro cualquiera. Procuro poner todo mi empeño y ya está. No me da vergüenza hacer mi trabajo. -¿Cual sería su aspiración? -Ser una buena ama de casa, una buena madre, una buena mujer para mi marido. No pido más porque ya tengo lo que quiero. Ahora mismo, con el programa, he llegado al tope que yo me puse. A partir de aquí, todo lo que venga será maravilloso. Sigo con el proyecto de vida que tenía hace diez años. Quiero casarme, tener hijos, una casita y hacer meriendas gigantes para toda la familia y los amigos. Esa es la auténtica felicidad. Si es que nos vamos a morir. Qué más nos da. ¿Para que quiero aspirar a más?. Tengo mi programa. Y punto. Una vida normal, y poco a poco, si me dejan, conseguiré ser una persona que tiene un trabajo que la convierte en popular pero absolutamente normal. Algún día me voy a morir. Y me gustaría estar en la camina y decir: ¡qué familia he creado, cuantos nietos y qué bien me lo he pasado!. Y ya está. -Es decir, que no es ambiciosa en el terreno profesional.... -¿Yo?. Nada. Todo en la vida llega. El destino ya está escrito para todos, sólo hace falta encauzarlo un poquito.