Mestre y los sueños de colores

¿UN SUEÑO es algo que tenemos o algo que hemos perdido? Uno observa una obra de Juan Carlos Mestre como quien mira a un sueño, como quien mira un símbolo, como quien se da cuenta de repente de que la imaginación es el instrumento del que dispone el ser humano para mejorarlo todo¿ Por eso el mundo plástico de Mestre, en total consonancia con su mundo poético, nos remite primero a la imaginación enciclopédica de El Bosco y a la parte más angulosa e imposible de Picasso, y al surrealismo parisino de Víctor Brauner y compañía, junto al surrealismo español de Remedios Varo, Joan Miró y compañía. Pero hay más. En la simbología y los dibujos iluminados de sus cuadros hay algo más que una tradición que viene de las vanguardias, pues lo más alentador y embriagador del arte de este creador es su energía, su aliento, su condición de ventana, de acceso, de motivo; lo más alentador es ese modo constructivamente revolucionario en que nos pone en contacto con lo imposible para ampliar así las fronteras de nuestra percepción. Hoy se inaugura en la galería Ármaga una exposición a la que hay que acudir para liberarse un poco de la normalidad y la rutina dejándose imbuir por la energía. La imaginación que nos transporta. La plenitud ésa a la que sólo puede llegar el arte. Argonauta con guitarra y pez y Guitarra con hombre luna son títulos pero parecen universos. Pero de entre todos ellos hay, no se lo pierdan, un cuadro especialmente misterioso titulado La noche reparte adormidera en el que se ve lo que la crítica llama horror vacui , el miedo al vacío, el torbellino, la intensidad de una obra frontal que nos inserta en un sueño plano, emocionante, difícil de entender y de olvidar. Huyen de la tridimensionalidad estas litografías, aguafuertes, estos cuadros inquietantes que han venido a decirnos que nosotros estamos a este lado del más allá. Hay quien crea y al hacerlo nos presta sus alas, vengan hoy a la galería Ármaga para ver estos cuadros quienes no sepan volar.