| Crítica | Música |
Entre lo excelente y lo sublime...
La New York Harlem Theatre, ofreció una extraordinaria versión íntegra de «Porgy and Bess» en el Auditorio
Un completo acierto y una suerte el programar, para abrir la sexta temporada del Auditorio Ciudad de León, este Porgy and Bess que la New York Harlem Theatre esta exhibiendo, con rotundo éxito, por diferentes ciudades españolas. Y digo suerte porque no es frecuente que se represente la versión íntegra con tres horas de duración tal como la concibió Gershwin y si una adaptación reducida que escamotea algunas de las bellas canciones de las que continuamente está salpicada la obra. Naturalmente, esto favoreció de manera decisiva el incremento de la fuerza dramática del texto y a la estructura argumental y musical de una obra que no presenta fisuras estilísticas, ni estéticas en ningún momento de su desarrollo. Apoyándose en una escenografía tremendamente funcional, pese a lo exiguo del escenario, no apto para más de quince personas en él sin correr el riesgo de precipitarse en el foso, la New York Harlem Theatre jugó con todos los recursos a su alcance y plasmó unos espacios clásicos, que aprovecharon al máximo la funcionalidad de sus estructuras móviles para convertir la suerte de corral donde se desarrolla la trama principal, en interior de habitaciones donde los protagonistas viven, sufren, aman y mueren en ese microcosmos de luces y sombras, en el más puro estilo arquitectónico del Sur. Fue una grata sorpresa el escuchar a los miembros de la Sinfónica de Navarra en esta colaboración con la compañía americana, especialmente por el extraordinario sonido de su cuerda y la preciosista intervención de su primer chelo, segura, matizada y expresiva en extremo. La madera y el metal acorde con el resto y la dirección de William Barkhymer puntillosa, mimando a las voces y dejando fluir sin problemas a la orquesta que se empleó a fondo en algunos pasajes pero sin sepultar a los cantantes en ningún momento. Aunque el reparto no era el del primer elenco de voces, sin embargo el nivel general fue más que suficiente para bordar sus papeles, principales, con una Bess (Donita Volwljin) sobrada de facultades y muy detallista en sus partichelas solista y un Porgy (Kevin Short) de timbre hermoso, potente y cavernosa pero algo carente de expresividad y contenido dramático, defectos que hay que minimizar ya que tener que cantar sobre una plataforma rodada y continuamente arrodillado, no es fácil para nadie. La Serena, de Monique McDonald, de soberbia vocalidad,y una caracterización del personaje creíble y doliente, quedó patente en la desgarradora plegaria cantada ante el cuerpo de su marido; Clara, de Janinah Burnett, magnifica aunque muy desgastada. El resto de cantantes y el coro fueron un auténtico lujo, moviéndose en escena con total credibilidad, seguridad y conocimiento del papel y su caracterización. A destacar el tremendo y lúcido papel de Cahuncey Parcker, un Sporting Life de campanillas, por voz, por gestualidad y por su compenetración con el «camello» pasota que quería ser. Los sobretítulos poco cuidados, pero ayudaron a seguir la trama. Un Porgy and Bess soberbio con un reparto de excepción.