Escritor y sacerdote
«El lector es soberano, ¿por qué hay que criticar lo que le gusta?»
El prolífico autor pacense participa hoy en las Jornadas de Novela Histórica
Jesús Sánchez Adalid es actualmente uno de los escritores de novela histórica más seguidos, reconocidos y prolíficos del panorama nacional. Licenciado en Derecho y en Derecho Canónico, juez -ejerció durante dos años-, hoy sirve como sacerdote en el pueblo de Alange, en su natal provincia de Badajoz. La fuente del Atenor , La luz del oriente y El mozárabe fueron acogidas con gran entusiasmo por parte de la crítica y, sobre todo, del público. Luego llegarían Félix de Lusitania , La tierra sin mal , El cautivo y La sublime puerta . Su última obra, En compañía del sol, tiene como protagonista la compleja personalidad de San Francisco Javier. -Ofrece esta tarde una conferencia en El Corte Inglés de León. ¿Qué nos va a transmitir? -La conferencia tratará acerca de cómo se enlazan la ficción y la realidad en una novela para que resulte atractiva sin traicionar la documentación. Y la única manera de hacer eso es beber de las fuentes históricas, serles fiel. También creo que hay que explicar a la gente qué es una novela histórica. -¿Es que no se tiene claro? -Más bien, hay que explicar conceptos: hoy, sobre una mesa de novedades de una librería o de un gran centro comercial tenemos de todo: pura ficción, historia novelada, ensayo, novela histórica... Haré una separación de conceptos y, de forma concisa, explicaré qué es lo que ha venido siendo la novela histórica a través del tiempo. -Es decir, que a los lectores hay que explicarles qué diferencias existen entre todos esos géneros para saber a qué se enfrentan. -Sí, pero cuidado, yo lo critico todo y al mismo tiempo me parece que el lector es soberano. Tengo mucho respeto por los lectores, saben lo que hacen, si les gusta una novela y la leen, eso me merece el mayor de los respetos. Eso sí, hay que decirles qué es verdad y que no, hay gente que se lee El código da Vinci y creen lo que escribió ese señor; y se van a la iglesia aquélla de París y vuelven loco a su párroco con que si allí hay unas reliquias, y unos secretos, y no sé qué. -Eso es ficción. -Claro, eso es el puro fruto de la imaginación de un señor. Y me parece estupendo que se lea, ¿eh?, pero sabiendo lo que es. -Y no es su género. -No, yo soy de Mika Waltari, Mary Renault, Robert Graves... que no eran necesariamente historiadores pero que se habían leído la historia, y con la historia habían construido su relato. Cuando yo escribo sobre el Sagrado Mantel que fue traído desde Jerusalén y digo que está en la Catedral de Coria, es que está allí, es una reliquia que está allí, hay que creerlo. -La novela histórica llena las librerías, ¿por qué? -Hace poco me encontraba en Barcelona, en la entrega de un premio, y en la mesa estábamos Matilde Asensi, Javier Sierra, yo... todos autores de novela histórica. Vuelvo a decir que el lector es soberano, ¿por qué siempre hay que criticar lo que le gusta? Llevamos muchos años con las estanterías llenas de existencialismo, de Guerra Civil, y todo eso ha cansado a la gente, todo eso ya tuvo su época. Vamos a dejar que la gente se evada, que se vaya a Londres, al siglo XII, al siglo XVII, a donde quiera... -¿Qué consejo daría al joven escritor de novela histórica? -Que envíe sus obras a los editores. Cuando yo empecé, todo el mundo me decía que eso era imposible, que nadie me iba a publicar... todavía me acuerdo de cuando mandé mi primer manuscrito al Grupo Zeta, calle Bailén, 84. Al año, me contestaron y me dijeron que el libro era publicable. Es entonces, cuando se edita, cuando eres escritor, no antes. Son los lectores los que te hacen escritor. Y así hemos empezado todos. -Así pues, hay que confiar en las editoriales. -Claro, porque allí los textos pasan por muchas manos, los lee mucha gente con criterio, el editor está constantemente leyendo. No se van a gastar cien millones de pesetas en cualquier cosa. -¿Podemos afirmar que hoy, cuando se lee mucha novela histórica, la sociedad sabe más historia? -Mmm... sería triste si sólo la conociera a través de la novela. Veamos el lado positivo. Los libros de historia son más áridos, menos atractivos; ¡pero la novela le ha despertado el interés por la historia a mucha gente! así que muchas veces, después de leer una buena novela histórica, la gente siente el ansia de saber más y coge un tratado o un ensayo. Hora: 19.30. Lugar: planta sexta de El Corte Inglés.