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Una mesa redonda de poetas cerró el congreso dedicado al decano de los autores leoneses

Gamoneda: «Crémer es el poeta perfectamente maduro, nunca viejo»

El premio Cervantes ensalzó la figura del periodista y escritor «que rehumanizó la poesía»

El catedrático José Enrique Martínez habló de la poesía última del autor

Publicado por
E. Gancedo - león
León

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Con La voz de los poetas -como no podía ser de otra manera- se echó el cierre al congreso internacional sobre los cien años de periodismo, literatura y vida del decano de los escritores y poetas leoneses y muy leído columnista de este periódico, Victoriano Crémer. Y es que ese fue el nombre elegido para el último de los actos del congreso, una mesa redonda en la que participaron Antonio Gamoneda, Pablo del Barco, Juan Carlos Mestre y Susana Barragués, presentados por el catedrático de Literatura José Enrique Martínez. El primero de ellos esbozó un breve y muy personal recorrido biográfico por la peripecia vital de Crémer, quien comentó que hace «sesenta años que somos amigos» y compartió uno de sus recuerdos a él asociados, cuando tenía 13 ó 14 años y vio «el primer cartel publicitario que hubo en León, colgado del Casino» con un libro, Tacto sonoro , y una imagen de un jovencísimo Victoriano. También se refirió a la revista Espadaña y su final cuando llegó a acercarse a lo «impermisible» por la Dictadura. Una revista cuya virtud fue la de «rehumanizar» el verso frente a la poética «oficial u oficializada» del Régimen. También describió la labor de cada uno de los «pivotes» sobre los que pivotaba la revista, además de Crémer; González de Lama y Eugenio de Nora (y calificó de «demasiada generosidad» la que le permitió publicar un poema en ella, «malísimo», dijo). «Incombustible» Siguió desandando el camino y habló del Libro de Caín , un «enorme poema disfrazado de novela»; y volvió a calificar a Crémer de «rehumanizador de la poesía», «afortunadamente incombustible», pleno de un «humanismo sereno» y hoy «perfectamente maduro, nunca viejo». Pidió, por fin, más investigación y divulgación sobre su obra, y en versión libre de uno de los versos cremerianos y refiriéndose a sus libros, concluyó: «Aquí está Victoriano». Pablo del Barco, la «representación burgalesa» en la mesa, muy celebrado por su poesía visual, sobre todo, pero también discursiva, se refirió exclusivamente a la relación del autor homenajeado con su ciudad natal, Burgos, que puede rastrearse en su obra. Destacó los campos semánticos relativos al «silencio» y al «grito», muy presentes, y cómo poco a poco va «aceptando» poéticamente su infancia de frío y ceniza y su reconciliación con aquélla. El berciano Juan Carlos Mestre volvió a hacer gala de su extraordinario verbo y recordó que Crémer arrancó «algo a las misteriosas manos de la muerte», la misión última de un artista. Planteó, a su juicio, un «desafío» a la «falsa autoridad del silencio sobre la historia» y constituyó la «restitución civil de la memoria». «El sueño de Crémer fue -dictó- el sueño de los que no tienen sueños». «Hizo audible el lenguaje de los silenciados», concluyó el autor de Villafranca, cuya obra plástica, por cierto, puede verse estos días en la galería de arte Ármaga. Y representando al sector más joven y prometedor de la poesía leonesa, Susana Barragués se apoyó en diferentes citas del autor homenajeado para trazar el mapa creativo de Crémer; entre ellas, «lo primero fue el espacio» o «qué poca vida para tan largo viaje»; y de él dijo que capta «realidades que aún no han sido nombradas». También se apoyó, para ello, en su experiencia al frente de diversos talleres de creación literaria con niños. «Los encargados de 'Espadaña' tuvieron la generosidad de publicarme un poema, demasiada generosidad, porque era malísimo» ANTONIO GAMONEDA «En Burgos, Crémer era para nosotros algo entre sospechoso y mítico. Porque para la gente conservadora del Casino significaba la izquierda» PABLO DEL BARCO «Victoriano Crémer hizo audible el lenguaje de los silenciados, su obra constituye la restitución civil de la memoria» JUAN CARLOS MESTRE «En un taller literario, un niño definió el infinito como 'algo que nos puede pasar'». Así también Crémer capta realidades aún no designadas y les pone nombre» SUSANA BARRAGUÉS