Diario de León

Tras un año de investigación, el informe se limita a un conjunto de vaguedades e imprecisiones

El estudio de Julio Vidal no aclara nada sobre el hombre de Arintero

El arqueólogo de la Junta y su mujer no especifican ni la edad, ni la estatura, ni las causas de la muerte

Imagen de los huesos hallados en la cueva de La Braña

Imagen de los huesos hallados en la cueva de La Braña

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Cristina Fanjul - león
León

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Las conclusiones presentadas por Julio Vidal, arqueólogo jefe de la Junta, y su mujer, Encina Prada acerca de los cuerpos encontrados en la cueva de Arintero no presentan ningún dato que pueda arrojar luz sobre las características físicas o las causas de la muerte de estos individuos. El estudio, pagado por la Junta de Castilla y León, fue expuesto en el Congreso nacional de paleopatología, que se celebró en Castellón entre el 26 y el 29 de septiembre en unas jornadas a las que asistió el matrimonio con una conferencia titulada Posible politraumatismo facial en un individuo mesolítico procedente de la cueba de la Braña-Arintero (Valdelugueros, León ). Pues bien, después de un año de investigaciones -hay que recordar que los cuerpos se descubrieron a finales del 2006- y de todas las pruebas realizadas, entre ellas la prueba del cárbono 14 en Estados Unidos, la realidad es que se sigue sabiendo lo mismo que al principio. Aparte de la certificación de que los individuos pertenecen al mesolítico, en una edad que oscila entre el 6980 BP y el 7030 BP, el estudio muestra tan sólo datos genéricos (eso sí, expresados con términos crípticos que, utilizados con profusión, podrían querer disimular la ausencia de hallazgos) a los que se podría haber llegado con un vistazo somero de los huesos. Datos obtenidos El resumen de la ponencia expresa que los esqueletos, en muy buen estado de conservación y casi completos, pertenecen a dos hombres adultos jóvenes, de estatura mediana, gráciles y de hábitos diestros con marcados relieves de inserciones musculares, destacando sobremanera el desarrollo del torus mandibular en los dos sujetos. Los expertos consultados muestran su extrañeza ante el hecho de que la antropóloga responsable del estudio resuelva las características físicas de los individuos con adjetivos tan poco exactos como «estatura mediana» y «gráciles» y no aporte su estatura. Este dato es, en opinión de los antropólogos, muy sencillo de conseguir y se obtiene de una simple medición de los huesos largos, como el fémur, el húmero y la tibia. Tampoco, al menos en el resumen presentado en Castellón, se dice absolutamente nada de la edad de los individuos encontrados. Encina Prada se limita a destacar que se trata de hombres adultos jóvenes, si bien la ausencia de caries podría ser un indicativo de los años que tenían en el momento de su muerte. Una de las cosas que más ha llamado la atención de los antropólogos consultados es el título del resumen: Posible politraumatismo facial . Este título podría llevar a pensar que se especificaría la razón de la muerte o, al menos, si ese traumatismo se produjo en la infancia, si era inciso o cortante, cuál fue la causa, etc. Sin embargo, todo lo que se precisa es lo siguiente: «Sin embargo, lo más llamativo es el politraumatismo facial que presenta el individuo número 1 con una fractura consolidada que afecta al maxilar derecho y al arco zigomático izquierdo». Es decir, palabras técnicas para simular un hallazgo no alcanzado. Pero, la lista de imprecisiones continúa. El informe ni siquiera trata de desvelar la causa de la muerte de estos hombres del mesolítico, limitándose a explicar la postura que tenían los individuos al ser encontrados: «posición decúbito lateral izquierdo muy flexionado». Los antropólogos consideran que la razón del fallecimiento podría ser similar al que causó el óbito del conocido como Hombre de Ojo Guareña: murió porque la ausencia de luz hizo que se desorientara en la cueva. Otro de los datos que aporta es el hecho de que ambos tienen desarrollado el torus mandibular . Esta pomposidad léxica no significa más que la existencia de un reborde óseo en el paladar. Los expertos explican que, si bien se trata de una curiosidad, se trata de un aspecto anatómico de variabilidad normal. Por último, el informe subraya que uno de los hombres apareció asociado al único material arqueológico hallado en el lugar: un ajuar formado po 24 canino atróficos de ciervo perforados. Es decir, una especie de collar.

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