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EL INVENTO DEL MALIGNO | Entrevista | Arturo Valls |

Filósofos «Actúo desde la observación y la intuición»

Triunfa en «Cámera café» y próximamente se le verá en «Gominolas», una comedia de Cuatro

Publicado por
JOSÉ JAVIER ESPARZA Mateo Balín - madrid
León

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Seguro que más de uno habrá dejado sin leer esta columna al ver que se titula «Filósofos» en vez de «Famosos» o «Furcias». Si usted sigue ahí, se lo agradezco. Los filósofos del título, por otro lado, no somos usted y yo, sino otros dos que salen en un programa de televisión en Alemania. Sí, sí: de televisión. Que no, hombre, que no le estoy engañando. Es que no en todas partes la tele es como en España; hay sitios donde la tele sirve, incluso, para que aparezcan filósofos. Es en Alemania, ya digo, en el canal público ZDF. El programa se llama «Cuarteto filosófico» y se emite con regularidad, o sea que no es un error de la cadena. Entre los habituales del programa están dos nombres importantes del pensamiento europeo contemporáneo: Rüdiger Safranski y Peter Sloterdijk. Curioso, ¿eh? Ya ve usted, hay sitios donde la gente piensa que la televisión puede ofrecer a personas hablando de cosas importantes y para reflexionar. Hace dos o tres semanas, Cuarteto filosófico debatió sobre unas palabras del actual ministro del Interior, que ha dicho que es muy probable que los terroristas se armen pronto con material nuclear. ¿Qué sentido tiene que un ministro del Interior diga cosas así?, se preguntaban los filósofos. ¿Se trata de meter miedo a la gente, de prevenir males imparables, de poner la venda antes de recibir la herida? Sloterdijk explicaba que estamos en una sociedad absolutamente esquizofrénica y, además, paranoica, y dibujaba un paisaje donde la obsesión por la seguridad como garantía de la libertad terminaba reduciendo la libertad de las personas a una pura filfa. Porque a fuerza de prevención, todo el mundo termina dejándose vigilar con esas cámaras que te miran en el trabajo o en la vía pública; todo el mundo menos, precisamente, los elementos peligrosos. A veces la prevención del riesgo para eludir un mal termina ocasionando males mayores. Un ejemplo: en los EEUU, después de los atentados del 11-S, mucha gente dejó de viajar en avión, por miedo a los terroristas, y escogió hacerlo en coche; el resultado es que el aumento de accidentes de tráfico provocó una mortalidad mayor incluso que los propios atentados. Y así siguieron, hablando de cosas donde, por cierto, juega un papel esencial la televisión como altavoz del Gran Peligro. Pero no vamos a entrar en ese asunto, sino que nos limitaremos a expresar nuestro pasmo: ¡Un programa de filósofos en una cadena de televisión! Para el espectador español, cuyas referencias filosóficas oscilan entre Sardá y Santigo Segura, entre Wyoming y Boris Izaguirre, eso de los alemanes suena rarísimo. Tampoco faltará quien diga que es aburridísimo. Donde se verifica que cada país tiene la televisión que se merece. Arturo Valls (Valencia, 1975) está en la cresta de la ola. A falta de un café, dos tazas. Triunfa en Camera café con el arrogante Jesús Quesada y prepara el estreno de Gominolas con Bruno, un guaperas buscavidas. Se siente como un niño con un caramelo con su paso a la interpretación, donde ha tenido la suerte de recibir un master avanzado con actores de la talla de César Sarachu o Luis Varela, compañeros de oficina. En 2006 recibió el Fotogramas de Plata al Mejor Actor Revelación: un reconocimiento merecido al trabajo bien hecho. -Quién se lo iba a decir: van a por los mil capítulos de Camera café . -No está mal. Lo bueno es que en esta tercera temporada va todo rodado. Los personajes están perfectamente asimilados. Sólo con mirarnos en la grabación nos entendemos. Hoy por hoy hacer Camera café es disfrutar, divertirse. Hay veces que pasamos más tiempo riendo que produciendo. -Este relax le vendrá bien para centrarse en Gominolas . -No creas. Me paso todo el día trabajando. Mañana y tarde. Ahora más en Gominolas , pero cuando caigo por Camera café grabo dos o tres capítulos seguidos. Lo peor es tener que llevar a casa el guión del día siguiente. Pero ahora es lo que toca. -¿Se ve por duplicado cuando interpreta? -En un libro sobre Hollywood Dusttin Hoffman hablaba de los atrezos , de las ropas. A mí me pasa lo mismo: me pongo el reloj de oro y la gomina y me meto en Jesús Quesada; Paso a la perilla, tupé y la camisa de flores y me convierto en Bruno de Gominolas . Es complicado pero... ¡menos mal! aún no padezco trastorno de la personalidad. -¿Qué tal le ha sentado las vacaciones a Jesús Quesada? -Está más vago y golfo que nunca, pero ha decidido reconciliarse con Yoli (su mujer) y pasar más tiempo con Charlie (uno de sus hijos). El tío, a pesar de todo, es feliz así: con su cara de guapete y su soberbia. -¿Hay conflicto entre Valls y Quesada? -Dejémoslo en algo de tensión. En la calle ya me paran y me saludan: «eh, café, ¿qué tal?», «¿te tomas un café conmigo?» Y yo me digo: Arturo, tenemos un problema. -Pero esto ya le ocurrió en CQC . R-Pues sí, es normal que los chascarrillos se vayan adaptando a los distintos trabajos. En la época de Caiga quien Caiga me recordaban: «Eh, gafas», «me das unas gafas»; y el otro día un seguidor zanjó con un repetido «¡café!, ¡café!». Y yo, pues me río y saludo. Ligar como Quesada -¿Hay muchos Quesada en su vida? -Conozco a amigos íntimos e incluso familiares que tienen tics de él. A mí, en realidad, me da vergüenza su falta de escrúpulos y su mentalidad con las chicas. Sería incapaz de ligar en plan Jesús Quesada. -¿Le dejan hacer y deshacer en Cámera ? -La capacidad de proponer algo en la serie es maravillosa. Yo les digo, qué os parece si me grabáis subiendo la bragueta mientras salgo del baño. Y se lo piensan y todo. -Parece que ha entrado con buen pie en la comedia. -Eso parece. Echo de menos el entretenimiento pero ahora me pone más la interpretación. He tenido la suerte de recibir cursillos acelerados de Juan Diego, Luis Varela o César Sarachu, gente que lleva muchos años en la comedia. Por eso actúo desde la observación y la intuición. -Se le ve muy dicharachero. No es nada vergonzoso, ¿verdad? -En general no, pero llevo muy mal el elogio.