| Reportaje | Templos con escolta |
Las catedrales reforzaron su seguridad desde el 11-S
San Pedro del Vaticano colocó tras los atentados de las Torres Gemelas unos detectores de metales especiales y Notre Dame reformó la entrada y cuenta con vigilancia policial no uniformada
En la segunda jornada del Simposio Internacional La Europa de las catedrales. Conservación y gestión, celebrada en Burgos, cabe destacar las ponencias sobre la conservación en San Pedro del Vaticano, impartida por Claudio Varagnoli, y la de Notre Dame, por Bernard Fonquernine. El flujo turístico implica directamente una mayor seguridad. En el caso de San Pedro del Vaticano, después de los atentados contra las Torres Gemelas se colocaron unos detectores de metales, pero Varagnoli reconoció que «funcionan muy rápido». En cambio, en la catedral francesa se dispuso de una entrada más estrecha y con vigilancia policial no uniformada. Además, el interior de Notre Dâme está custodiado por comisarios y gendarmes jubilados, contratados por el clero. Finalmente, el Arquitecto jefe de Monumentos Históricos de Francia planteó unas cuestiones claves del problema de la afluencia de gente, basándose en que toda solución tendrá que contar con la convivencia de fieles y turistas: ¿cómo lograr una selección previa de los visitantes entre turistas y católicos?, ¿se puede realmente impedir que los fieles entren en la catedral cuando está saturada de visitantes?, ¿se puede cerrar la catedral a los turistas cuando se da una misa? Inconcebible cobrar entrada Tanto Fonquernine como el catedrático de la Universidad de Chieti-Pescara, Claudio Varagnoli, se mostraron de acuerdo en no limitar el acceso ni cobrar la entrada a estos templos. Varagnoli dijo que: «Sería inconcebible cobrar la entrada a San Pedro del Vaticano, la iglesia por excelencia de los fieles». Además afirmó que en Italia los ingresos turísticos se entendían como los originados en torno a las visitas. De hecho, Varagnoli comentó la relación directa entre la gran afluencia que vive San Pedro del Vaticano y su conservación, ya que, tal y como comentó el catedrático, la Capilla Sixtina tuvo que ser restaurada por los daños ocasionados por el vapor de agua que producían las visitas. En el caso de Francia, todas las catedrales son propiedad del Estado mientras que las iglesias de culto pertenecen a las comunidades, mientras que el clero es el que se encarga del funcionamiento. Notre Dame registra 12 millones de turistas al año. Esta es la razón por la que el catedrático ve la necesidad de gestionar el flujo, aunque choca con la voluntad del clero de dejar enteramente libre y sin restricciones al público. Aunque reconoció que en las negociaciones se consiguió la exclusión del estacionamiento de autobuses en los alrededores de la catedral, y limitar la circulación, ya que los gases originados por los vehículos dañaban la conservación del templo