Diario de León

Clausuró las jornadas sobre «El español en una sociedad global»

Ónega: «El castellano sufre las mayores agresiones de su historia»

El comentarista del Diario afirmó que «Los políticos usan el lenguaje como un arma de guerra»

El periodista gallego Fernando Ónega, ayer en Valladolid

El periodista gallego Fernando Ónega, ayer en Valladolid

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César Combarros - valladolid
León

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El periodista gallego Fernando Ónega, columnista del Diario de León, clausuró ayer en Valladolid las jornadas internacionales El español en una sociedad global con «algo más parecido a un reportaje que a una conferencia». El escritor centró su intervención en una hipótesis que luego fue desarrollando, a partir de la idea de que «el castellano sufre las mayores agresiones de toda su historia». Sobre ese eje, Ónega aludió a diferentes tipos de agresiones que padece el idioma en la actualidad. Tras realizar una brillante presentación, donde puso de manifiesto las perversiones que afectan al lenguaje cotidiano, con un abuso de americanismos, siglas y tecnicismos, se refirió a las agresiones mediáticas como culpables de la actual «carencia de un lenguaje de calidad. Es la transición entre leer un libro de Javier Marías y las últimas andanzas de Paquirrín», destacó. Según sus datos, actualmente un adolescente consume una hora de radio (preferiblemente musical) y una hora de Internet, mientras que lee dos libros al año. La segunda de las agresiones citadas fue la política: «En los discursos no escritos de nuestros dirigentes se vapulea y manipula constantemente el idioma. Lo usan como arma de guerra (bien de ataque o de camuflaje), con un abuso desmedido de eufemismos que van desde llamar excedentes a los beneficios o vías con sobrecapacidad a las carreteras poco transitadas». «Me moriré sin saber si los políticos cuentan con gabinetes especializados en asesinar el idioma», resaltó. Idioma y nacionalismos «El idioma se ha vuelto a convertir en un instrumento de identificación nacional», valoró antes de rechazar abiertamente los procesos de convocatoria pública de empleo en esas regiones, donde «tiene tanta importancia el dominio de los idiomas como la capacitación científica para la profesión que luego deberás desempeñar». Ónega detalló con el soporte de profusos datos como los expertos no dan al gallego esperanza de vida más allá de siglo XXI y el retroceso del catalán como lengua de consumo, y citó al Rey Don Juan Carlos para asegurar que «la nuestra no es una lengua de imposición, sino de encuentro». «Hoy estamos en un momento de incertidumbre, donde el concepto de España y lo español sufren una crisis de identidad», aseveró recordando la polémica vivida con los escritores catalanes que trabajan en castellano durante la pasada Feria de Frankfurt. «Yo mismo soy despreciado como escritor en Galicia», recalcó. A lo largo de su intervención, el periodista afirmó que «el mercado ocupa hoy el lugar que antes tenían las escuelas o la religión», y se refirió al cine, la industria discográfica y la tecnología como las puertas de acceso de infinitos anglicismos a nuestro idioma. «En este mundo tan complejo, una de las batallas más cruentas que se están librando consiste en imponer un idioma. Los tres imperios del siglo XXI son el económico, el tecnológico y el idiomático, y están peligrosamente interrelacionados», prosiguió.

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