El Invento del Maligno | Entrevista | Luis Varela |
Svetlana «Los premios siempre llegan cuando menos te lo esperas»
Actor todoterreno, la Academia de Televisión le acaba de premiar por su papel en «Camera Café»
Es muy grave para la televisión en España que haya habido un crimen, el asesinato de Svetlana, vinculado a un programa de televisión, El diario de Patricia . Es también grave que el episodio haya dejado a Antena 3, la cadena que emite el programa, completamente desconcertada, sin saber muy bien qué decir. Es todavía más grave, en fin, que la reacción de los medios se haya limitado a una mera insinuación de culpa sobre el programa y sobre la cadena, como si con eso quedara todo explicado y, al mismo tiempo, desparecieran también los problemas de conciencia que el suceso puede haber ocasionado en el conjunto de la profesión periodística. Antena 3 emitió anteanoche un comentario -llamarlo «comunicado» sería excesivo- que resume la posición de la cadena. Decía así: «Condenamos este nuevo episodio de violencia de género y aseguramos que se han cumplido todas las medidas de control que permite la ley, tal y como se le había pedido a la productora. Consideramos injusto establecer una relación causa-efecto entre el programa de televisión El diario de Patricia y esta nueva muerte». El texto es interesante porque constituye una exculpación que a punto está de caer en el caricaturesco latinajo: «excusatio non petita, accusatio manifesta». Pero Antena 3 lo emitió después de que, en efecto, se hiciera «manifesta» una «acusatio» bastante poco meditada en distintos medios de comunicación. Lo más importante es lo de los controles, es decir, en qué medida el programa podía conocer el carácter del ex novio de la mujer, su presunto asesino. La productora jura que emplea todos los métodos de control que la ley le permite, métodos que terminan donde empiezan las garantías legales de la intimidad de las personas. Debemos creerlo. Los redactores del programa aseguran que hicieron las pertinentes averiguaciones en el torno de los protagonistas del drama, y nada permitió concluir que se avecinaba una tragedia. También debemos creerlo. Pero, entonces, el problema no está en los mecanismos de control, sino en el propio hecho de que haya algo que controlar, y eso nos lleva a plantearnos el modelo televisivo en general, es decir, un tipo de televisión donde la búsqueda del impacto, la emoción y el ruido ha llevado a prescindir de cualquier otra consideración. Quizá la pregunta es qué diantre hace la tele llamando a una señora y preparándole una cita, que ella ignora, con un señor al que nadie sabe si quiere ver. Por supuesto, que todo eso acabe en crimen -sea quien sea el asesino en este caso- es algo completamente excepcional. Pero es una excepción tan trágica que debería bastar para replantearse a fondo qué televisión queremos. Y si lo que queremos es esto, que nos lo digan claro; más que nada, para huir corriendo. Luis Varela (Madrid, 1943) no sale de su asombro. Medio siglo tocando todos los palos del espectáculo y ahora, ya entrado en canas, recibe parabienes gracias a Gregorio Antúnez, el jefazo de Camera Café . Reconocido como mejor actor por la Academia de Televisión, su currículo es tan extenso que no habría tinta para contarlo. Ha vivido del doblaje -hizo hasta de Fénix en el Equipo A - y ha participado en cine, teatro y radio además de la tele. Su primera aparición en las tablas, con 12 años, estuvo dirigida por Fernando Fernán Gómez, «un genial maestro de actores», recuerda. -Mejor actor de televisión por delante del mismísimo Imanol Arias, incluso el día del cumpleaños de éste, vaya, vaya. -Pues sí. Me ha caído a mí. He tenido mucha suerte. Entre nosotros hay mucho afecto y me consta que él está muy contento porque me lo hayan dado. Admiro a Imanol porque es un magnífico actor. -No le parece injusto que después de 50 años actuando le abrumen ahora con premios por triunfar en una serie. -Esta es una profesión en la que el reconocimiento viene cuando te viene y en el momento que menos te lo esperas. Lo más agridulce es no saber nunca cuando llega. -¿Hay alguna clave imprescindible en el éxito de la serie? -Todos los elementos están perfectamente engranados. Primero los guionistas, luego la dirección de Luis Guridi -ha cogido el pulso a una serie nada fácil, porque se puede pasar de lo sublime a lo ridículo sin darse cuenta-, después está el casting de actores y, por ultimo, el gran secreto: se trata de una serie blanca que no molesta a nadie. -Se podría decir de Gregorio Antúnez es como un perro que ladra mucho pero no muerde. -Algo así. Es un jefe humanamente bueno que, al fin y al cabo, está en manos de sus empleados. -¿Aún quedan Antúnez por la vida? -¿Se refiere a jefes agradables? Espero que sí. -Me imagino que del personaje a usted va un mundo. -No tiene nada que ver. Yo soy más pacífico, no me gustan los problemas, ni discutir. No tiene que ver nada conmigo. -¿Dónde se vive mejor, detrás de la cámara, con el doblaje, o delante con la interpretación? -Son cosas distintas. Respeto mucho el doblaje pero la interpretación es más personal. Cuando doblo intento trasmitir la forma de ser del actor, me meto en su cuerpo. -Usted es una enciclopedia artística andante. Tendrá recuerdos a borbotones. -Buf.... He trabajado con Peter Ustinov, Pepe Isbert, grandes divas de la opera y la zarzuela como Montserrat Caballé o Ainhoa Arteta, con el propio Fernando Fernán Gómez en el teatro. ¡Cómo no voy a aprender de ellos! -Hablando de Fernán Gómez, en 1955 ya trabajó a sus órdenes y ahora, medio siglo después, le ha tenido que sustituir en Fuera de Carta , la que hubiera sido su película póstuma. -Cuando me llamaron para sustituirle pensé: «Qué locura». No soy ni la cuarta parte de actor que él ni tengo su físico. Su muerte me ha apenado mucho. Lo poco que sé lo debo a él. Don Fernando siempre ha sido un genial maestro de actores. -El que lleva un carrerón es su hijo, el afamado DJ Cristian Varela. -Se me cae la baba con él. Las revistas especializadas le acaban de nombrar primer discjockey del mundo. A mí no me gusta el chun chun pero ojo, él es un gran músico: toca el piano y compone para cine y teatro. Le viene en los genes. Ahora está preparando un disco con la filarmónica de la BBC.